La ya antigua Casa de Botes del Real Club Mediterráneo ve en los últimos días como sus atraques se quedan vacíos de barcos.

A pesar de que mañana finaliza el plazo para que los propietarios de los 107 yates y veleros de distinta eslora se muevan a su nuevo emplazamiento, algunos de ellos se resisten a dejarlo. Mientras tanto, estos, que aún no han salido a navegar por última vez fuera del sexagenario lugar, conviven con los jóvenes acalorados que se bañan en las zonas ya desocupadas.

Algunos de los presentes ayer dudaban del pronto desalojo: «Aquí al menos se van a quedar hasta septiembre, mientras que no empiecen las obras no me extrañaría». Hecho que no niega el presidente del Club Mediterráneo, José Agustín Gómez-Raggio: «Nosotros mañana nos vamos de allí, el que se quede es bajo su responsabilidad, pero el puerto puede imponer multas o cobrarles el precio de mantenimiento».

Como ya informó La Opinión, la Autoridad Portuaria de Málaga demolerá estas históricas instalaciones para levantar un hangar de marina seca y la Casa Club. Benalmádena, Estepona o El Candado serán algunas de los nuevos hogares para los barcos; aunque, según Gómez-Raggio, la mayoría de ellos se trasladarán a la nueva Casa de Botes, en la dársena exterior que hay en el dique de Levante, junto a la playa de La Malagueta. En ella, 113 barcos de hasta quince metros y otros 110 de ocho metros podrán atracar diariamente. «Unas 50 de las 81 embarcaciones que se encontraban en el agua se trasladarán a las nuevas instalaciones».