­El 69% de los andaluces de entre 16 y 29 años está en paro y sólo uno de cada cinco abandona el hogar paterno. Éstos son dos de los datos que reflejan a la juventud andaluza, la misma que tiene innumerables problemas para acceder al mercado de trabajo y que parece estar condenada al exilio o a la precariedad, según las cifras del Consejo de la Juventud de España. Año tras año, la Junta de Andalucía pone en marcha planes de empleo para esta franja de edad que no parecen dar en el centro de la diana. Partidos políticos, sindicatos y empresarios los ven como parches y creen que el problema es global y necesita de respuestas totales. Gran parte de los actores sociales consultados consideran que la reforma laboral ha hundido más a la población juvenil en el barro del desempleo. Nada parece ser suficiente para acabar con el paro entre los jóvenes.

Natalia Sánchez, secretaria general de la Confederación de Empresarios de Málaga (CEM), ve un problema grave en la educación: «Un 30% de los chicos y un 20% de las chicas abandonan los estudios antes de tener la preparación mínima». Aparte de eso, hay una descoordinación entre la oferta disponible y la graduación académica de la demanda. «El 80% de las ofertas requería titulación universitaria y sólo el 14% de los jóvenes en disposición de hallar empleo tenían esa preparación», dice en referencia a un estudio propio de la patronal.

A ello hay que sumar que muchos de los jóvenes dejaron los estudios para trabajar en la construcción y, aunque las empresas notan más actividad, parece difícil que las puedan reabsorber. «Antes en las entrevistas se buscaba a ingenieros o abogados, ahora se buscan perfiles como los de comercial, un gestor, etcétera... y hay jóvenes que no tienen esas habilidades: ser proactivo, proponer ideas, saber redactar...».

Ahora, tal vez, precisa, los funcionarios busquen a profesionales con más bagaje. Cree que habría que potenciar la FP, considera ideal los contratos temporales para que los jóvenes puedan compatibilizar estudios y trabajo y ve muy altas las cotizaciones sociales. Desde su punto de vista, son «insuficientes» los planes de empleo porque el problema va más allá.

Patricia Navarro, parlamentaria del PP, dice que se ha malgastado dinero público en esos planes. El bono joven, por ejemplo, «sólo beneficiaba al 0,2% de los desempleados». Esas iniciativas no tienen el impacto que se vende. «El Gobierno central ha destinado 340 millones en política de empleo joven en Andalucía y vamos a preguntar dónde han ido y cuántos puestos han generado». Aclara que dos de cada diez becas en la región son autonómicas, y que existe una saturación de FP, donde no se estudia lo que demanda el mercado más próximo.

Critica la política popular la situación de los idiomas en Andalucía, donde las escuelas oficiales registran colas cada año. «Necesitamos de una mayor apuesta por los idiomas. Apostamos por una Ley de Juventud para abordar de forma integral toda la problemática». La reforma, eso sí, ha roto la dificultad que muchos jóvenes tenían para acceder al mercado de trabajo por primera vez.

José Antonio Castro, coordinador provincial de IU, asegura que la reforma laboral ha sido «coladero de explotación y precariedad», y en Málaga, «con el 60% del paro juvenil es imposible emanciparse y no se pueden plantear proyectos de vida». Los planes de la Junta «son parches para una realidad sobre la que no tiene impacto. Necesitamos un cambio de modelo productivo real».

Los sindicatos ven la historia de forma global. Auxiliadora Jiménez, líder de UGT en Málaga, critica a la Junta por no dialogar sobre esos planes de empleo, pero para ella el problema es global, de modelo productivo. «Este país entró en una burbuja que generó muchos puestos de trabajo, muchos jóvenes dejaron su formación y se fueron a la construcción, y ésta ahora no puede absorber este tanto por ciento de empleo, y eso es consecuencia del modelo productivo, focalizado en el turismo y la construcción que genera trabajo de poca calidad y precario, no se busca la formación, sino la mano de obra intensiva», dice.

En su opinión hay que diversificar el modelo, «no basarnos sólo en el turismo. Ahora la gente está condenada a no tener un proyecto de vida». A los jóvenes sólo se les da una salida: el exilio. «Es una generación perdida».

Antonio Herrera, líder de CCOO en la provincia, también lo ve como un problema global y lo achaca a los recortes de los gobiernos del PP y el PSOE, a la reforma laboral, «que en vez de incentivar el empleo incentivó el despido, y en el mirar hacia otro lado con la economía sumergida».

Considera que el alto paro juvenil se debe al boom inmobiliario, y ve necesario diversificar el modelo para dar oportunidades a los jóvenes en el sector de las nuevas tecnologías, la industria agroalimentaria o la turística. Y pone un ejemplo: en el turismo el 90% del sector no habla idiomas. O habla de la situación de las escuelas de hostelería. No se han consensuado los planes de empleo con CCOO y ve conveniente hacer un pacto de Estado.

Joaquín Pérez, presidente de CSIF Málaga, asevera: «Ser joven en Andalucía es dramático. Los planes de la Junta no sirven para nada. En Andalucía, en el problema del paro, algo tiene que ver la Junta». La región está discriminada en cuanto «al resto del país en sanidad, educación o dependencia».