Con paciencia detectivesca, pero también con resignación porque muchas veces no puede dormir por los ruidos, María José García anotó la pasada noche del viernes al sábado el siguiente trasiego nocturno en el Parque del Oeste: «Desde la 1.15 hasta las 3.50 de la madrugada han salido del parque 40 personas, algunas en grupo, aparte de entrar saltando la puerta».

El Parque del Oeste cierra oficialmente en verano a la 1 de la mañana pero desde hace unos dos años cuenta con una puerta giratoria que sólo funciona desde el interior, en teoría para los despistados que se pasan de hora, con el fin de que no queden encerrados.

«Nadie se queda en el parque por despiste sino porque sabe que hay una salida y puede salir a la hora que le apetece», sostiene María José García, que es presidenta de la asociación de vecinos Nueva Realidad, en Parque Mediterráneo. Una fila de bloques de esta amplia urbanización linda con el Parque del Oeste y es la más próxima a esta puerta giratoria y los problemas que causa. Desde que fue instalada, recalca, han sido muchas las veces que han pedido que se elimine.

«Son las 3 y las 4 de la mañana y escuchamos el sonido constante de esta puerta», lamenta, al tiempo que señala que justo enfrente de los bloques unas mesas se utilizan de lugar de reunión de las personas más trasnochadoras, que han convertido la puerta en un aliado para prolongar la estancia en la zona verde hasta cuando quieran.

«Todos sabemos que los parques tienen un horario de toda la vida, una hora de apertura y cierre y todas las personas saben que antes de esa hora tienen que salir», argumenta. María José recuerda cómo hace unos días tuvieron que llamar a la Policía Local -una de tantas veces- que en teoría cuenta con llave para entrar en el parque: «Les llamamos porque había un montón de bicicletas con mucha juerga. La policía saltó, se conoce que en ese momento no tenían la llave y los cogieron a todos, pero entrando y saliendo con bicicletas están constantemente», critica.

La presidenta vecinal llama la atención además sobre la falta de vigilancia nocturna en el Parque del Oeste lo que, destaca, propicia no sólo las reuniones de madrugada sino también actos vandálicos, en muchas ocasiones contra los animales del parque.

Los vecinos, que ya denunciaron el caso en La Opinión en septiembre del año pasadoLa Opinión, recuerdan las numerosas ocasiones en las que han pedido en las comisiones de distrito la anulación de la puerta, cuyas barras horizontales además facilitan el que las personas trepen por ella desde el exterior. «No queremos que la engrasen, que le quiten los chirridos, queremos que la quiten», insiste la presidenta, que confía en que el Ayuntamiento no instale una puerta similar en el recién vallado Parque Huelin o los vecinos de esa zona tendrán los mismos problemas, advierte.