El Instituto Andaluz de la Mujer (IAM) ha alertado de que el verano es caldo de cultivo de la violencia de género, pues muchos casos se dan en esta época a consecuencia de que las parejas pasan más tiempo juntas. También lo es para los jóvenes, aquellos que llevan poco tiempo juntos y que empiezan a conocerse en periodo de vacaciones de los estudios.

En los seis primeros meses del año el IAM atendió a ocho menores víctimas de malos tratos por parte de sus parejas con edades comprendidas entre los 14 y los 17 años. Un programa de atención psicológica puesto en marcha hace unos años para atender a las adolescentes que sufren violencia de género. En 2014 atendió a veinte chicas, cifra que probablemente se asemejará a la de 2015 cuando acabe el año.

La coordinadora del IAM en Málaga, Rosa del Mar Rodríguez, admite que desde la institución son cautelosos respecto a la violencia de género en parejas jóvenes, pues no saben si va en aumento o si, por el contrario, cada vez se denuncia más.

Eso sí, alerta que la violencia machista antes de la mayoría de edad es una realidad. «Vemos que la adolescencia cada vez empieza antes y acaba más tarde», señala Rodríguez, que destaca que los jóvenes cada vez empiezan las relaciones de pareja más pronto. A raíz de las campañas de prevención, el IAM en Málaga atiende a las chicas que acuden a los centros provinciales o a los centros de atención integral.

Muchos de los casos se denuncian gracias a las familias y las amigas. De hecho, admite que este mismo verano han conocido un caso de violencia de género en el que la víctima tenía 13 años. «Muchas veces no se dan cuenta de lo que les está pasando, por eso es importante que sepan que existe una red de apoyo. O bien acudir al IAM o llamar al teléfono 900 200 999 donde se les ayuda de manera inmediata», señala la coordinadora, que indica que entonces se les deriva al programa de menores víctimas de violencia de género, donde se les da apoyo y orientación, se valora su situación y se diseña una intervención especializada. «El objetivo es minimizar al máximo las consecuencias directas y las posibles secuelas, además de evitar que lleguen a normalizar esta violencia», dice. En lo casos de menores de edad también es fundamental guiar a los padres o tutores. Se les da información y se les orienta porque suelen estar desubicados, se les apoya porque experimentan sentimientos de culpa y se les dan pautas de comportamiento para ayudar a sus hijas.

Pero, ¿cómo detectar si una chica está siendo víctima de violencia de género? Rosa del Mar Rodríguez admite que es fundamental observar si cambia su comportamiento y si su círculo de amistades se reduce o se deja de lado. «Ver si está triste, si reacciona con enfado, si tiene cambios en la alimentación o el sueño», dice Rodríguez, que indica que estas jóvenes se vuelven más herméticas e introvertidas con los malos tratos de sus novios.

Antes de que se produzca la violencia física y psicológica, los maltratadores allanan el camino. En el caso de los jóvenes el control empieza por las nuevas tecnologías: whastapp, twitter, facebook, con un seguimiento minuto a minuto de la víctima.