­Corría 1965 cuando un grupo de 17 farmacéuticos malagueños se adelantó a su tiempo. Todos poseían farmacias y vivían la problemática de la falta de stock en sus trastiendas, del vuelva usted mañana. O la semana que viene.

Cansados de la falta de fármacos y del exceso de otros comprados por prudencia o modas, decidieron unirse a «Málaga Farmacéutica», una pequeña empresa que entonces pasaba por horas bajas y que solía surtirles de aquello que necesitaban los pacientes. Crearon una cooperativa, Cofarán que, hace cincuenta años, cabía en un pequeño almacén en la calle Marqués de Valdecañas para después trasladarse a un palacete de calle Beatas. Los repartidores llevaban los medicamentos en bicicleta y el reparto se hacía entonces dos veces al día a las del centro. Ahora poseen una nave industrial de 17.200 metros cuadrados con cuatro edificios unidos entre sí y los repartos no sólo son diarios, sino que se hacen en hasta cuatro ocasiones y a toda la ciudad.

Desde aquel 1965 hasta el presente 2015 la farmacia malagueña poco tiene que ver con la de entonces. Los laboratorios que surten de fármacos los estantes son multinacionales, la mayoría extranjeras. De los cerca de 40 laboratorios malagueños que había entonces, sólo queda uno en la provincia, el de Ceregumil. La profesión se ha burocratizado, como todas aquellas que tienen qué ver con la sanidad. Pero el espíritu del boticario sigue siendo el mismo: no vende, dispensa. Es decir, ayuda a sus pacientes, les aconseja y les recomienda los mejores tratamientos de cara a sus necesidades.

De 1965 a 2015 no sólo han pasado cincuenta años. Cofarán ha pasado de tener 17 socios a 800, contando con los de la provincia de Sevilla, Granada, Córdoba y Melilla, donde también están implantados. Es la cuarta empresa malagueña en importancia y la segunda cooperativa en volumen de Andalucía. Da trabajo a 200 personas y cuenta con una flota de furgonetas que han venido a sustituir a las primigenias bicicletas por vehículos con GPS, provistos de neveras para los tratamientos que requieren de una temperatura menor a la de ambiente.

Los primeros socios tenían asignados un número determinado de laboratorios a los que hacían los pedidos para toda Málaga. Hoy, poco tienen que ver aquellos cálculos y libretas con pedidos a mano con la vida interna de Cofarán. La gestión es instantánea y, el socio, que también es propietario, cuenta con una variada oferta formativa y cultural a su elección.

El edificio rosa palo, a la vista desde la autovía, está interconectado con toda la provincia. Las cincuenta rutas que parten desde él cada día hasta en cuatro ocasiones para la capital y dos para la provincia suman, en kilómetros, 4,5 millones al año. En una hora como máximo el medicamento prometido por el farmacéutico al paciente está en la botica. instantaneidad adecuada a las prisas del siglo XXI.

De esa rapidez presume el actual presidente, Leandro Martínez, que muestra con orgullo las instalaciones de una verdadera fábrica industrial con un submundo interior. Se mire a dónde se mire se ven miles de envases de medicinas y otras tantas cajas azules en las que transportar los pedidos que hacen las farmacias.

Los grandes robots recogen los pedidos que llegan de manera telemática, y calculan, al segundo, el pedido para que la cinta transportadora eche en el cajón azul correcto las medicinas. Los trabajadores apenas manipulan envases, sólo los de cristal -para evitar que se quiebren- y los de gran tamaño, como los pañales. Portan en sus muñecas pequeños ordenadores con los que el margen de error es mínimo pero, por si acaso, antes de cerrar la caja que se envía a la farmacia, otro robot fotografía en varias ocasiones el pedido para que no haya lugar a quejas por falta de suministro.

Además, en las instalaciones de Cofarán del Polígono de Trévenez poseen dos grandes cámaras frigoríficas en las que se conservan los medicamentos a menos de 8 grados y un almacén de opiáceos cerrado bajo llave y que sólo unos pocos pueden abrir.

Con el ánimo de ir más allá y no cesar en el espíritu de ofrecer un buen servicio a los socios, Cofarán posee un departamento informático que elaboró en 1998 un programa de gestión, ahora mejorado, presente en más de 500 farmacias de todo el país.

Con el eslogan «El valor de lo cercano», la cooperativa cumple 50 años que espera multiplicar, surtiendo de medicinas y productos homeopáticos, ortopédicos y de parafarmacia a toda Málaga. Cada año vende 34 millones de unidades de un total de 27.000 referencias, puestas a su disposición por 476 laboratorios.