La Guardia Civil ha desarticulado en la Costa del Sol una presunta red de sicarios dedicada al cobro de deudas. La operación, que ha culminado esta misma semana después de meses de investigación, ha sido llevada a cabo por investigadores de la Unidad Central Operativa (UCO) con sede en Madrid, aunque en el dispositivo también han colaborado agentes de la Comandancia de Málaga. Según ha podido saber La Opinión de Málaga, las pesquisas han permitido detener a varias personas de diferentes nacionalidades con acciones policiales que se han desarrollado en la zona de Carlos Haya de Málaga capital y en Torremolinos, aunque la organización desarticulada podría tener vínculos en Madrid. Las fuentes consultadas apuntaron que durante los registros los agentes han intervenido varias armas que ya se están analizando para comprobar si han sido utilizadas en otros delitos cometidos en España. No obstante, los agentes consideran a la banda muy peligrosa y no descartan su relación con algún delito de sangre.

Esta operación se ha producido apenas unas semanas después de que la Policía Nacional desarticulara también en Málaga otra banda de sicarios afincada en Madrid y constituida en una llamada oficina de cobros -organización de sicarios al servicio de los cárteles colombianos de la droga- cuando pretendía acabar con la vida de un empresario marbellí y sus dos escoltas por encargo de los cárteles colombianos a un precio de 30.000 euros por persona. Entonces fueron detenidas en la Cala de Mijas siete personas, entre ellas dos menores y el supuesto líder de la banda, que se habían desplazado desde Madrid a Málaga para cumplir con el encargo. Los detenidos pretendían cometer el crimen siguiendo el método que utilizan normalmente en su país y que consiste en emplear menores de edad como «gatilleros» para aprovechar su inimputabilidad, y motocicletas que les garantizan una rápida huida.

La investigación comenzó en 2014 cuando se tuvo conocimiento de la presencia en Madrid de una oficina de cobro. Los agentes descubrieron sus intenciones de desplazarse a la provincia para cumplir un encargo. También se comprobó que el líder de la organización era un reconocido sicario colombiano apodado «Snoopy o Nene» que, tras recibir el encargo, reunió a cuatro de sus mejores colaboradores, entre los que se encontraba un menor, y completó el equipo con otras dos mujeres, una de ellas de 16 años, que eran quienes le proporcionaban la logística necesaria. Una vez en la Costa del Sol alquiló una motocicleta para huir con rapidez tras cometer el delito.