El concejal de Derechos Sociales, Julio Andrade, ha anunciado esta mañana que el Ayuntamiento aportará un crédito extraordinario de 100.000 euros para ayudar a los refugiados que lleguen a la capital. La aportación se encuadra en un convenio marco que el Consistorio firmará la próxima semana junto a Cáritas, CEAR (Comisión Española de Ayuda al Refugiado), Cruz Roja Málaga y la ONG Accem. Con la firma de este acuerdo, las instituciones buscan unificar esfuerzos para acoger a los refugiados.

En una situación que afecta a toda Europa, el edil del Ayuntamiento ha declarado que la firma de este convenio es "muy importante para prevenir" y que se trata de un "proceso integral que va a requerir el esfuerzo de muchos".

Durante la presentación del convenio, el Concejal de Derechos Sociales ha estado acompañado por Francisco Cansino, delegado de CEAR en la provincia; Eva Mendes, delegada en funciones de Accem; Samuel Linares, coordinador provincial de Cruz Roja Málaga y Francisco Jiménez, representante de Cáritas.

Andrade ha explicado que el Ayuntamiento de Málaga no cuenta con espacios de acogida, por lo que su aportación será principalmente económica.

Por su parte, Cáritas pondrá a disposición de los asilados varios espacios de acogida, mientras que CEAR aportará las gestiones que cualquier familia de refugiados necesite, ya procedan de Siria o de cualquier otro país.

Francisco Cansino, delegado de CEAR, ha declarado que primero habrá que estudiar "los sitios adecuados para la acogida" y que es necesario hacer un proceso "razonable" para asegurar la protección y la estabilidad de todas las personas que lleguen a la capital. Aproximadamente, Málaga contará con unas 50 o 60 plazas para recibir a los refugiados. Aunque se desconoce la fecha de llegada de los asilados, un primer grupo llegará en los próximos días y, en función de las plazas de acogida, las personas se dividirán en los diferentes espacios.

El proceso de acogida se dividirá en varias partes. En una primera fase, los refugiados se instalarán en centros de acogida, conocerán el idioma y recibirán formación. En una segunda fase se apostará por una mayor independencia de los repatriados, que abandonarán los centros de acogida para trasladarse a casas de alquiler. La tercera y última fase consistirá en la independencia total de las familias para conseguir que sus vidas estén normalizadas al completo.