­Miles de niños del mundo aseguran cada 6 de enero haber visto el vuelo de una capa de armiño, el destello de una corona o la cabeza fugaz de un camello, pero el caso es que Sus Majestades los Reyes de Oriente volvieron a actuar con mucha discreción y rapidez y dejaron en la mañana de ayer en Málaga un montón de regalos.

Blanca Díaz, de 4 años, como no sabe escribir todavía, cuenta cómo hizo su carta a Melchor, Gaspar y Baltasar: «Recorté los juguetes y los pegué». El truco le funcionó porque ayer, entre otros juguetes, recibió «el castillo de Pin y Pon, que es gigante; la clase de Peppa Pig y también una Pin y Pon princesas». Y claro, además lo que lleva entre manos: un carrito doble con dos bebés. Tiene trabajo por delante.

Su hermana Mar, de 10 años, cuenta algo que Blanca no ha dicho: «A mitad de la noche llamó a mi madre y se tuvo que ir a dormir con ella». Los nervios en la Noche de Reyes porque la propia Mar confiesa: «Yo también me puse un poco nerviosa». Pero la espera mereció la pena: Se encontró con un juego de mesa (Rummy), unos altavoces con conexión para el móvil y un juego para hacer jabones. «De los que huelen muy bien y además tienen formas», aclara.

A sus 3 años Guille Rivas habla con soltura pero también con emoción porque viene cargado de regalos. Los Reyes Magos le han traído varios juguetes de la Patrulla Canina, que este año se ha puesto de moda, así que Melchor, Gaspar y Baltasar han repartido muchos perros patrulleros por Málaga. «Los juguetes estaban debajo del árbol, me los han puesto los Reyes», cuenta. Por cierto que su favorito es Melchor. ¿Por qué?, Guille lo tiene claro: «Porque sí».

A velocidad del rayo baja por la cuesta Pablo Montalvo, de 10 años, que está estrenando un monopatín y parece que ya lo domina. «Lo he probado alguna vez pero nunca había tenido uno. Este fin de semana voy a practicar», explica. También él confiesa que estuvo «un poco nervioso» la Noche de Reyes, pero los nervios se difuminaron cuando vio los regalos en el salón de casa sobre las 8.45 de la mañana. Entre otros regalos Sus Majestades también se han acordado de su afición por la Playstation y le han regalado un videojuego de lucha libre.

Al lado de Pablo está su tocayo Pablo Morente, de 12 años, que se levantó a ver los regalos a las 9, «pero me acosté a las 2 de la mañana», precisa. Melchor, Gaspar y Baltasar le han dejado entre otras cosas una sudadera, unos cascos «para escuchar música, un altavoz y un juego para hacer pompas de cristal que en realidad son de plástico», cuenta, pero la verdad es que este último juego, que no había pedido a los Reyes, «me ha encantado».

Y el último en aparecer del grupo es Martín Albújar, de 4 años, que anda enfrascado, rodillas en tierra, con un camión de la película Cars de Pixar que sirve a su vez para transportar dentro más coches de la película, entre otros el protagonista, Rayo McQueen. Además del camión, se ha encontrado con que los Reyes Magos le han dejado un coche teledirigido de Rayo McQueen, una oca, una pizarra, un juego para pintar acuarelas y un albornoz de Mickey Mouse.

Quizás, quién sabe, recibió todos estos juguetes porque por la noche dejó para los Reyes Magos «un plátano, una pera, una mandarina y galletas» y para los camellos, sendos cubos de agua. Con un recibimiento así de comida tan rica y tan sana no sería extraño. Felices Reyes.