­La Fiscalía pedía seis años de cárcel para Naufal, cuatro por lesiones con un instrumento peligroso y dos por un delito contra la salud pública. El acusado cenaba con un conocido a las 21.45 horas del 26 de enero de 2004 en un restaurante de Fuengirola. Al lado, un policía español y dos británicos cenaban. Una reyerta entre los miembros de las dos mesas acabó con el agente nacional malherido con tres navajazos y uno de sus colegas ingleses con contusiones y una cuchillada. Doce años después de aquellos hechos, Naufal ha sido absuelto gracias a una prueba genética.

Naufal y su conocido huyeron tras la pelea y el segundo se deshizo de la navaja, de ocho centímetros, en un jardín cercano. Días después, el acusado fue detenido, en concreto el 2 de abril de 2004, pero del conocido con el que cenó nunca más se ha vuelto a saber nada. Naufal dijo en el juicio que aquella misma noche se fue a Marruecos.

En estos doce años, la defensa del procesado ha defendido que él no era amigo del magrebí con el que compartió aquella cena casual y que él no asestó los navajazos, sino que fue aquel, pero pese a ello ha tenido que sufrir una dura pena de banquillo.

Su defensa, ejercida por el letrado Ernesto Cáceres, pidió hasta la saciedad que se cotejara una muestra genética de la navaja, dado que el agresor se cortó en una de las acometidas. Pese a todo, la principal víctima mantuvo contra viento y marea que el autor fue Naufal. Él lo negó tras su detención, cuando ha declarado en instrucción y lo volvió a hacer en el juicio, celebrado en septiembre de 2014, y culpó a su compañero de mesa. Sólo reconoció que había tenido una discusión con los agentes.

Pese a todo, la insistencia de la defensa en que se hiciera esa pericial de ADN sobre el ADN hallado en el cuchillo, que finalmente ha coincidido con el encontrado en el cuello y en el borde de la manga derecha de un polo Lacoste. Esa prenda fue hallada en el registro de un domicilio en el marco de otra investigación, que dirige el Juzgado de Instrucción 5 de Marbella por un delito de homicidio en grado de tentativa. Es decir, el ADN de un individuo no identificado localizado en la navaja es el de un investigado en otras diligencias por intento de homicidio en Marbella. La juez no aclara si, además, coincide con el del individuo que escapó, según la versión de Naufal.

Ernesto Cáceres dijo: «Es uno de esos pronunciamientos que te devuelven la fe en la justicia. Lo único negativo es su demora, porque este hombre soportó prisión preventiva. Su versión de los hechos es la correcta. Si no, ¿a qué el ADN en la navaja de ese individuo investigado en Marbella por una tentativa de homicidio? Suerte que el autor real de la agresión se cortó a sí mismo y dejó su perfil genético en el arma, porque todo iba camino de la condena de un inocente».