­Los miembros del clan Polverino de la Camorra napolitana, cuyos dos de sus líderes fueron detenidos en 2013 en Marbella en una operación que sumó 21 detenidos en varios puntos de España que intimidaban y causaban miedo sólo con mencionar el apellido de su capo, Giuseppe Polverino, más conocido como O Barone (El Barón). Así lo expuso ayer el fiscal del caso durante la primera sesión del juicio que se celebró en la Audiencia Nacional, donde el tribunal rechazó las cuestiones alegadas por las defensas, que solicitaban la anulación del juicio por prescripción, dilaciones indebidas y cosa ya juzgada. También reclamaron la nulidad de las intervenciones telefónicas practicadas a algunos de los presuntos miembros del clan, al que se juzga por el tráfico de hachís y el blanqueo de capitales que habrían llevado a cabo a través de una estructura centrada en inversiones inmobiliarias y desarrollada en España a partir de los años 90.

La Fiscalía Anticorrupción pide para ellos penas de diez años y cuatro meses de cárcel por un delito continuado de blanqueo de capitales y asociación ilícita. Para uno de ellos, Vicenzo Panico, reclama, además, un año y nueve meses por tenencia ilícita de armas, mientras que acusa a una treintena de sociedades empleadas como pantalla en el lavado del dinero y solicita para todos los acusados indemnizaciones millonarias. El juicio se centrará en analizar la época en la que se produjo la transición entre el conocido como clan Nuvoletta, organización criminal de la Camorra cuyo declive empezó en los 90, y su heredero, el clan Polverino. Los fiscales defienden que O Barone tomó el relevo tras la muerte o el ingreso en prisión del grupo mafioso original, y cimentó la actividad delictiva en las ganancias obtenidas en el ladrillo español. La complicada operativa de esta asociación parece haberse contagiado a la vista oral, que discurrirá a diario manteniendo una doble videoconferencia con Italia, donde se encuentran encarcelados dos de sus principales puntales, el propio capo, y su mano derecha Raffaele Spasiano.

El Ministerio Público considera que Polverino fue adquiriendo notoriedad y poder en el clan y dominó las inversiones desde los 90 hasta 2010 y que esos negocios para blanquear el dinero de la venta de droga continúan dando frutos hoy gracias al cobro de alquileres de las viviendas del principal de los complejos urbanísticos propiedad del grupo mafioso, el Marina Palace de Tenerife. La operación policial que logró en 2013 la desarticulación del clan contó con la colaboración de la Fiscalía Anticorrupción, la Guardia Civil, la Policía Nacional y la Fiscalía de Nápoles y la Dirección Antimafia, pero sobre todo con el testimonio de tres arrepentidos de la justicia italiana. La organización de O Barone asumió tras desaparecer la Nuvoletta en 2011 el monopolio del hachís en Nápoles, convirtiéndose en una de las organizaciones más poderosas de la Camorra. Este clan, debido a la situación estratégica cercana a Marruecos, estableció varias células territoriales denominadas paranzzas para coordinar los envíos de droga a Italia y blanquear después los fondos procedentes del narcotráfico a través de operaciones inmobiliarias. En concreto, realizaron a finales de los 90 importantes inversiones inmobiliarias en las Islas Canarias, donde llegaron a participar en el complejo turístico Marina Palace. Según el fiscal, estableció tres grupos repartidos en la Costa Dorada de Tarragona, en la Costa del Sol y en Alicante, que desplazaban sus actividades de norte a sur de España según avanzaba la presión de los investigadores.