­Tras años de debacle, el sector de la construcción empieza a ver la luz al final del túnel. En 2015, las ventas de viviendas en Málaga crecieron un 11% hasta las 24.705 unidades, según el INE, firmando el mejor dato desde 2008 (aunque la mayor parte se contabilizaron como de segunda mano), mientras que el visado de proyectos para edificar futuras nuevas promociones repuntó por primera vez desde que arrancó la crisis y ofrece atisbos de esperanza. La parte más negativa es que los niveles de inversión en obra pública de las administraciones volvieron a registrar el pasado año mínimos históricos, con sólo 142 millones de euros licitados, lo que lastra la mejora de la actividad. En todo caso, el presidente de la Asociación de Constructores y Promotores de Málaga (ACP) y consejero delegado de la constructora Ielco, Emilio López Caparrós, confirma que el sector ha iniciado «una fase de recuperación» y se muestra optimista para 2016.

¿Qué diagnóstico hacen del momento actual y qué esperan del presente año?

La sensación es que el segmento residencial se está reactivando. Hay empresas locales que desde mitad del pasado año están iniciando proyectos. Se puede decir que las grúas ya han vuelto a Málaga. El sector siempre trabaja a largo plazo y, cuando ha visto que la subida de las ventas de viviendas se consolidaba, se ha puesto a construir. El año 2016 va a ser en principio bueno, salvo que hubiera acontecimientos a nivel nacional o internacional que frenaran esta perspectiva. Hablamos, eso sí, de un inicio de recuperación, no de una vuelta a la normalidad. Seguimos en crisis. Tampoco sería bueno que el mercado se reactivara en tan solo un año. Lo saludable es que lo haga en dos o tres ejercicios. Creo que para 2017 podríamos empezar a hablar de una promoción más normalizada. Por ahora, tampoco hay movimiento o compradores locales para ir más allá. Ahora mismo, el que más está comprando es el perfil de ahorrador o inversor. Lo demuestra el hecho de que hay muchas más ventas que hipotecas. El que compra no tiene necesidad de recurrir a un préstamo.

¿Qué nivel de ventas considerarían adecuado para ese mercado normalizado, tanto de demanda local como de personas de fuera que buscan segunda residencia?

No creo que sea bueno ni posible llegar a los niveles de 2006 y 2007, cuando se vendieron más de 40.000 viviendas al año. Lo que hay que hacer es moverse en un entorno de 25.000-30.000 unidades, teniendo en cuenta que sólo la demanda de la población malagueña, en circunstancias económicas normales, sería de 20.000 anuales.

Los indicadores señalan a Málaga y Marbella como los motores principales de las ventas y los lugares donde se empieza a construir ya de nuevo.

Efectivamente es así. Donde más se nota la reactivación es en la Costa del Sol occidental, con Marbella a la cabeza y su entorno, además de en Málaga capital. Y en este 2016, en cuestión de seis meses, eso se debe empezar a trasladar también al litoral oriental y al interior.

¿Puede frenar la anulación del PGOU de Marbella por parte del Supremo estas buenas perspectivas?, ¿qué perciben en torno al tema y a los mecanismos planteados para resolver el problema?

Eso puede afectar al inversor nacional y extranjero, al menos hasta que se compruebe que las administraciones empiezan a dar una salida a la situación. De momento, en cuanto al tema de licencias para promotores no parece que exista paralización. Hemos hablado con el Ayuntamiento y la idea de las administraciones es tener una adaptación a la LOUA para final de año. El objetivo es que en ese plazo pueda lograrse una aprobación inicial del plan para 2017. Si es así, los inversores comprobarán que el tema está en vías de solución.

Durante la crisis, la provincia de Málaga llegó a acumular, según los datos de Fomento, un stock de viviendas acabadas y sin vender heredado del boom inmobiliario por encima de las 20.000 unidades que hacía inviable construir. Esa cifra ha ido bajando. ¿Está ya encarrilada?

Sí, el último dato que manejamos es de unas 7.000 unidades y debe haber bajado algo más. Es una cifra ya residual que permite iniciar obras de nuevas promociones.

El precio de la vivienda muestra ya alguna tímida subida, ¿hay riesgo de que se produzca de nuevo una escalada?

Creo que el precio va a empezar a subir pero de forma gradual y lógica, sin volver a lo que ocurrió antes de la crisis, donde el valor aumentaba casi mes a mes. Es lógico que el promotor quiera ganar dinero pero debe hacerlo de forma racional. Eso es lo que aconsejamos nosotros aunque luego cada cual en su empresa puede hacer lo que vea mejor. Los precios de entonces no fueron buenos para nadie. Hay muchas empresas que desaparecieron y las que han sobrevivido llevan la marca de lo mal que lo han pasado. Espero que algo hayamos aprendido de lo que sucedió. Pero no sólo los promotores. También los bancos, que deben hacer tasaciones reales de la vivienda y no conceder hipotecas donde te financiaban además los muebles y el coche. La propia sociedad, además, debe también comprar aquella vivienda que pueda pagar. Cada uno es dueño de sus actos. Yo creo que los precios deben subir al año, como mucho, algo más del IPC, no más allá. Todo depende de la demanda que haya en cada zona.

¿Creará empleo la construcción este año? El sector de la vivienda sube pero ustedes también explicaban hace unos días que la inversión en obra pública en Málaga del conjunto de las administraciones (Estado, Junta y ayuntamientos) está en mínimos históricos, con sólo 142 millones licitados en 2015. Y es también un ámbito clave de actividad.

Si se construyen más viviendas, el empleo debe subir seguro. La construcción es uno de los sectores que más trabajo crea. Por cada millón de euros invertidos en vivienda se generan entre 18 y 20 empleos directos. Lo que pasa es que la mejora de la actividad residencial debe ir acompañada también por un incremento en la inversión en obra pública. Sin eso tampoco hay empleo. Esperamos que en 2016 se incremente algo. Tras el desengaño del año pasado queremos ser optimistas. Si el ejercicio en conjunto se da bien, diría que el objetivo global del sector podría ser subir de los 35.000 ocupados actuales en Málaga a cerca de 50.000. Piense que hasta la crisis, la construcción llegó a emplear a 100.000 personas en la provincia. Eso es muy difícil que suceda de nuevo pero sí deberíamos, poco a poco, acercarnos en un futuro a 70.000.

¿Por qué piensan que la inversión en obra pública subirá?

Los ayuntamientos con los que mantenemos contacto nos dicen que tienen fondos o que recurrirán a fondos europeos para licitar obras. Hay que esperar a los datos de este primer trimestre para ver la evolución de la licitación pública pero esperamos, como digo, que mejore. Creo que Málaga, como mínimo, debería recibir una inversión de 300 millones de euros al año. Con eso, podríamos asegurar más contrataciones y alcanzar esos 50.000 ocupados que digo.

¿Por qué no se apuesta más por las infraestructuras?

No lo sé. Igual es que a las administraciones, electoralmente, les da menos beneficios que otros gastos que, a lo mejor, son más improductivos. A la larga, la inversión en obra pública retorna hasta un 60% a las arcas públicas por pago de seguros sociales e impuestos.

¿Qué obras pendientes ve más necesarias en Málaga?

Lo más urgente sería el plan de inundabilidad del Guadalhorce y el tema del puente de la Azucarera. También hay carreteras paralizadas o depuradoras pendientes, además de inversiones para tratamientos de residuos urbanos industriales, eficiencia energética o conexiones entre presas para trasvasar agua y asegurar el tema de los riegos agrícolas. Eso por no hablar de sanidad, donde hay hospitales que no se han construido, como el tercero que se proyectaba para la capital y que está en el limbo.

La escasez de obra pública hace que las empresas hagan ofertas muy agresivas para optar a los contratos. Las adjudicaciones de obras se hacen con una baja media del 22% sobre el precio inicial a concurso. Un gran ahorro para las arcas públicas pero, ¿es sostenible para su sector?

No entramos a decir si está bien o mal, sólo hemos recordado que ese 22% está por encima de la rebaja que las empresas deberíamos ofertar. La administración se ahorra dinero pero luego empiezan los problemas para la empresa constructora porque en realidad no le llega para acabar los trabajos o para pagar a sus proveedores. Entonces tiene que tirar de fondos propios o, cuando se justifica el caso, plantear modificados. Todo eso refleja que las empresas se están esforzando mucho en conseguir contratos para tener trabajo. Y a veces, lo hacen con ofertas con las que en realidad pierden dinero. Eso para el sector no es saludable.

Usted es consejero delegado de la constructora malagueña Ielco, ¿qué resultados hubo en 2015?

Hemos mejorado. La facturación ha subido un 7% y está en el entorno de los 15 millones de euros. Repuntamos, pero aún no es suficiente para nosotros. Antes de la crisis llegamos a facturar más de 30 millones. Estamos realizando tanto obra civil como de edificación de viviendas en diferentes provincias de Andalucía, incluida Málaga, y también en Madrid. Ahora mismo, la plantilla es de 60 trabajadores aunque por actividad, sumando personas de otras firmas subcontratadas, damos trabajo a alrededor del doble.

¿Cómo marcha la filial de Qatar que constituyeron en 2012?

Es una empresa aparte, Ielco International, en la que hemos invertido alrededor de 1,5 millones de euros y que este pasado año ya ha empezado a dar beneficios. Su facturación en 2015 ha sido de unos 4 millones, con obras en centros de salud y en edificación. Nuestro objetivo es que esa filial alcance un nivel de facturación de entre 5 y 6 millones al año. Seguimos presentando ofertas para realizar más obras pero en Qatar todo va lento.

¿Tienen más planes de internacionalización?

De momento, no. Hemos tenido ofertas para implantarnos en otros países pero ahora mismo estamos centrados en la filial de Qatar. Hasta que no la estabilicemos no daremos más pasos.