Ángel Garó ha vuelto a Málaga. En realidad regresó hace unas semanas, con un espectáculo navideño organizado por el Ayuntamiento de Estepona con el que se reencontró con el público costasoleño. La posibilidad de volver a recorrer la provincia malagueña parte no obstante de la puesta en marcha de unos talleres de interpretación para futuros actores o amantes de la interpretación.

Desde taxistas a amas de casa se han interesado ya por recibir las clases magistrales de quien lleva sobre los escenarios más de un cuarto de siglo. Así lo ha adelantado Marinés Bonilla, propietaria del Lolita Café Arte, situado en calle Trinidad Grund, 8, en pleno barrio del Soho. "Supimos de los talleres de interpretación que Ángel imparte en Barcelona y la sorpresa fue encontrarnos con un actor deseoso de volver a Málaga y dispuesto a abanderar nuestro proyecto cultural".

Garó acaba de presentar estos talleres en el Restaurante Alea: "Están dirigidos a grupos reducidos, donde prima el trato y la cercanía". En el curso, que se pondrá en marcha próximamente y cuyas inscripciones ya pueden remitirse a marinesbonilla@gmail.com, se trabajarán de manera práctica disciplinas como "la creación teatral, la tragicomedia, la guionización, el método Stanislavsky, Inside actoral, la voz, la improvisación y la participación activa del actor".

Marinés ha reconocido que antes de abrir su local, cuyo escenario se abre cada noche a jóvenes intérpretes sin trayectoria profesional o alumnado de los próximos talleres de Ángel Garó, no tenía ninguna experiencia como empresaria vinculada a la cultura. "Nosotros, mi marido y yo, como Ángel, hemos vuelto también a Málaga, porque después de un tiempo fuera hemos sabido que había aquí una movida muy importante. Tengo que agradecerle a Ángel su ayuda, así como a Promálaga o al Proyecto Lunar, que han colaborado para hacer realidad este sueño y sigo de hecho bajo la tutela de estas entidades públicas", remata. Y es que no existen límites de edad para convertirse en emprendedor. De hecho, Marinés compagina su labor con los cuidados que dispensa a su madre, una malagueña ya centenaria.