Son tantas las veces que los técnicos de AVRA (Agencia de Vivienda y Rehabilitación de Andalucía), la entidad dependiente de la Junta, han entrado en casa de Carmen Ramírez, que más parece que en lugar de humedades tratan de erradicar la famosa mancha de sangre del fantasma de Canterville que aparecía y desaparecía.

De otra manera no se explica que esta familia de tres miembros lleve nueve años padeciendo humedades de forma severa mientras la administración autonómica, la arrendataria de la vivienda, no da con la clave pese a sus muchos medios técnicos. En el piso de arriba, el cuarto, que también estaba afectado, las humedades desaparecieron pero sigue haciendo mucho frío.

«El problema lo tenemos desde siempre, desde que nos vinimos a vivir en 2007. Al principio no quería decir nada de la humedad por si me echaban de la casa, pero cuando empezó a salir agua de las paredes tuve que decirlo», confiesa Carmen Ramírez, que vive en el tercer piso del número 6 de la calle Juan de Ortega, un bloque de viviendas en alquiler de la Junta de Andalucía.

En todo este tiempo se han sucedido las obras menores y las promesas de los sucesivos delegados del ramo y gerentes de Epsa -luego llamada AVRA- pero las humedades persisten. «Han hecho varias actuaciones y ya hay menos agua en mi dormitorio pero más humedad en el de mi hijo y en el cuarto de baño. En vez de quitarse va saliendo por otro lado», cuenta Carmen, que es asmática y el asma le ha empeorado desde que vive en esta casa, mientras que su marido, Juan Antonio Rodríguez, y su hijo Juan, de 25 años, tienen rinitis crónica a causa de este problema. «Mi hijo está siempre tosiendo y estornudando con la habitación que tiene siempre con humedad y yo estoy con inhaladores y medicamentos para el asma porque me pongo malísima con ella», cuenta.

Hace cerca de un año Carmen se hizo una foto con La Opinión en el exterior del edificio para mostrar dónde radicaba el problemaLa Opinión. Señaló una franja de humedad en la fachada del piso cuarto y comentó: «Eso se filtra desde la calle para adentro, se cuela por las paredes y llega hasta mi casa», resumió.

Carmen, cuyo marido es albañil, tiene muy presente el comentario de unos albañiles enviados por la administración autonómica a su casa: «Le dijeron a mi marido que había que picar la fachada y arreglarla desde fuera pero un inspector le dijo que eso valía mucho dinero».

Carmen Ramírez echa la vista atrás y al hacer recuento de todas las obras menores que ha ido haciendo la Junta en estos años concluye: «Llevan unos seis años de obras, al final va a salir más caro tantas actuaciones que picar la fachada».

A punto de acabarse el invierno, esta vecina cuenta que en diciembre volvió a avisar a AVRA del problema de las humedades. «Y eso que este invierno no ha llovido nada y sin embargo salían las humedades. Les avisé en diciembre y no han acudido hasta este mes», lamenta y cuenta que un arquitecto enviará a AVRA un informe sobre el piso.

«Yo no soy el médico, yo sólo digo los síntomas y ellos tienen que quitar las humedades porque esto es insalubre», concluye Carmen Ramírez. Los años siguen pasando y toda una administración autonómica sigue sin resolver un problema de humedades en un piso de su propiedad.