Sólo hay que agacharse un poco y el enorme agujero en la valla de la antigua piscina de Campanillas deja de ser un obstáculo. Pese a que en agosto del año pasado el Ayuntamiento tapió todos los huecos exteriores del complejo deportivo, en la calle Fausto, dirigentes vecinales de Campanillas quisieron denunciar esta semana la facilidad con la que cualquiera puede entrar en las instalaciones y aprovecharon para recordar el abandono en que se encuentra la piscina de la barriada.

Cerrada por Urbanismo en 2013, aunque sin uso ya en 2012, precisan los vecinos, el Ayuntamiento rescató en abril de 2014 la concesión, en manos de la empresa Gestión de Ocio y Deportes Falhala.

Carmela Fernández, presidenta vecinal, recorre con expresión contrariada lo que queda de este complejo deportivo. Pintadas, cascotes, agujeros en el suelo y la desaparición de casi todo el mobiliario es el panorama. El agua que se aprecia en las dos piscinas, la de los niños y la de los mayores, es el agua verdosa de la lluvia. Muy cerca, en un pequeño jacuzzi que nunca llegó a estar en uso las plantas se han abierto paso en el suelo de azulejos, mientras que en la piscina de los mayores hay tirado un cartel de la extinta Fundación Deportiva Municipal.

«Para nosotros el culpable de esta situación es el Ayuntamiento, que ha dejado morir la piscina de Campanillas y el señor alcalde, que no puso pie en pared para que esto se arreglara», critica.

La presidenta recuerda que desde hace cerca de 40 años, «en Campanillas siempre hemos tenido piscina» e informa de que ha promovido una encuesta en internet «y de forma masiva los vecinos piden que vuelva una piscina de verano, como la que había antes en este mismo sitio».

Piscina y rocódromo. La dirigente vecinal muestra su preocupación porque el distrito va a estudiar la estabilidad del vaso principal de la piscina e incluso llegó a hablarse de tirarla y construir al lado, en terrenos municipales, un rocódromo para prácticas de escalada.

«En el último pleno nos dijeron que estaban pensando en no tirarla, pero nos tememos qué diga el estudio, pienso que va a ser una excusa para echarla abajo y no estamos dispuestos a que el barrio pierda la piscina», subraya.

«Si quieren hacer el rocódromo que lo hagan pero que dejen la piscina», pide Ricardo Fombuena, de la asociación de vecinos.

Por todo ello, la asociación ha comenzado una campaña de recogida de firmas para pedir que Campanillas siga contando, como desde hace 40 años, con piscina.

«Queremos tener una piscina de verano, con su gimnasio, restaurante y que sea municipal; y si tienen que coger a alguien, que sea alguien eficiente, que mire por esto, que sea de Campanillas y que tengamos la certeza de que va a seguir para adelante», subraya Carmela Fernández, que informa de que un vecino del barrio ha presentado un proyecto al Ayuntamiento para reflotar el complejo, que tendría jardines, piscina al aire libre, gimnasio, restaurante y pistas de pádel. «Pero si hay que hacer un concurso que se haga», puntualiza la dirigente vecinal.

«He sido usuaria y es una pena como está. Como vecina de Campanillas necesitamos esto porque aquí no hay nada», cuenta Nuria Canalejo, también de la asociación. Los dirigentes vecinales abandonan el destrozado recinto con la esperanza de que algún año reabra las puertas.