La madrugada del domingo, 27 de marzo, comenzará el «horario de verano» ya que a las 02.00 horas se adelantarán una hora los relojes hasta las 03.00 horas. El cambio obedece a una Directiva Comunitaria dirigida a favorecer el ahorro energético.

Según indicó el Instituto para la Diversificación y Ahorro de Energía, el potencial de ahorro en iluminación que genera esta medida puede suponer un 5 por ciento, lo que equivale a 300 millones de euros de acuerdo con los precios actualmente vigentes.

El cambio de hora comenzó a generalizarse de forma desigual a partir de 1974 a raíz de la primera crisis del petróleo. Entonces algunos países decidieron adelantar sus relojes para poder aprovechar mejor la luz natural del sol y consumir así menos electricidad en iluminación. La directiva se aplica desde 1981 y cada cuatro años se ha renovado de forma sucesiva.

Esta normativa se aplica con carácter indefinido desde la aprobación de la Novena Directiva por el Parlamento Europeo y Consejo de la Unión, en enero de 2001. La Directiva está incorporada al ordenamiento jurídico español por el Real Decreto 236/2002, de 1 de marzo.

Su carácter indefinido de la aplicación del cambio de hora se adoptó por entenderse que el «buen funcionamiento de algunos sectores, no sólo el de los transportes y las comunicaciones, sino también otros ramos de la industria, requiere una programación estable a largo plazo».

El horario de verano comienza cuando se adelanta una hora el reloj, en la madrugada del último domingo de marzo y finaliza cuando se retrasa una hora el reloj a la misma hora del último domingo de octubre. Con ello, todos los ciudadanos e instituciones, públicas y privadas de la Unión conocen anticipadamente las fechas del cambio horario anual y pueden planificar su actividad sin necesidad de esperar ninguna norma futura.