Los churrianeros más veteranos tienen muy presente la iglesia antigua, de la que se sabe que la torre, lo último que se construyó, databa de 1.600 -aunque oficialmente es parroquia desde 1759-. Bajo la advocación de San Antonio Abad, tuvo que ser demolida en 1965 según los criterios técnicos de la época por su estado ruinoso y al año siguiente se construyó la nueva, de la que ahora se cumple medio siglo y mantiene la advocación de San Antonio Abad.

Para conmemorar estos 50 años el churrianero Pedro Bastante, que se considera «un artesano del vídeo», ha realizado un documental a beneficio de Cáritas, del que se han editado 200 unidades a un precio de 10 euros. El estreno tuvo lugar en la propia parroquia el pasado viernes. La obra no se limita a contar la historia de la vieja y antigua iglesia sino que ofrece, en 55 minutos, una ambiciosa síntesis de la historia de Churriana.

«Llevo 25 años recopilando cosas de Churriana, que tiene historia para llenar el Museo de la Aduana desde el sótano hasta las terrazas», explica Pedro Bastante, quien con sólo 42 años tiene detrás una trayectoria laboral impresionante, con trabajos para cadenas nacionales con las que ha cubierto, por ejemplo, la visita del papa Benedicto XVI a España, treguas de ETA o el huracán Vilma en Cancún, además de seguir las inauguraciones de la ministra de Fomento Magdalena Álvarez. Y de este último trabajo cuenta una curiosa anécdota: «Fui el primer malagueño que se subió al AVE».

Con este bagaje, Pedro Bastante se embarcó en su segundo documental, pues en 2013 ya realizó un primer trabajo sobre la banda de música de Churriana, surgida en el Colegio Ciudad de Jaén. «Fue después de la de Miraflores la segunda que hubo en Málaga», apunta.

El documental sobre la parroquia, que tiene detrás entre 400 y 500 horas de trabajo gratuito, comenzó en realidad con una pregunta del actual párroco, José Ruiz Córdoba: «Me preguntó qué podíamos hacer de cara al 50 aniversario de la parroquia».

El documental recuerda hechos no tan conocidos como que Fernando el Católico «asentó su real cerca de un lugar que llaman Churriana, que es una legua de Málaga», relata una crónica. «Los cuatro molinos de Churriana abastecieron durante la Reconquista a más de 15.000 personas que iban a luchar, aquí se dio de comer a todo el mundo para que pudieran conquistar Málaga», cuenta Pedro Bastante.

El Artillero

Y entre estas huestes, Francisco Ramírez de Madrid, el secretario real, conocido como El Artillero, que por su participación recibió dos de los cuatro molinos de Churriana «y un tercio de la población», cuenta el documentalista, que comenta que añadió a su escudo heráldico un castillo, «que según los estudios puede ser el que aparece en un sello municipal de 1852 y que se usó hasta 1868».

El castillo heráldico evoca el desaparecido castillo de Churriana, que a su vez guarda relación con la parroquia de este pueblo incorporado a Málaga en 1905. Porque bajo la iglesia, que según Pedro Bastante comenzó siendo una modesta capilla del cementerio que se fue ampliando con el tiempo y que estaba próxima al castillo, cuando empezó a demolerse se descubrió un tramo del pasadizo de la fortaleza «para salir fuera y contraatacar por la espalda».

«La iglesia no tenía cimentación, sólo 20 centímetros y casi se cae abajo, por eso empezó a fallar», explica. Pero no sólo la escasa cimentación contribuyó a su deterioro, pues como señala el documentalista «las paredes tenían rajas, pusieron un falso techo y se calaron».

Lo llamativo es que, como resalta, de 1841 es un testimonio documental del párroco de Churriana que escribe una poesía en la que habla de que «la iglesia cualquier día se le cae encima al pueblo».

En 1965, el entonces párroco Ildefonso López Lozano llamó a un arquitecto de Churriana, José Carlos Álvarez de Toledo, conde de Villapaterna, que confirmó «que no tenía cimentación y había que echarla abajo y don Ildefonso se quedó de piedra porque sabía lo que se le venía encima».

Se produjo además la paralización de la obra de demolición cuando la visitó Gratiniano Nieto, director general de Bellas Artes, que finalmente también dio el visto bueno a la demolición.

Pedro Bastante cree que con los medios técnicos actuales, la parroquia se habría podido salvar.

La nueva parroquia

El caso es que había que hacer otra nueva y fue el propio José Carlos Álvarez de Toledo quien la diseñó.

Pocos años antes ya soplaban los nuevos vientos del Concilio Vaticano II y la iglesia antigua había dicho adiós a su altar principal y a algunas imágenes de santos -en la parroquia moderna se conserva todavía un altar de la iglesia original dedicado a San Isidro-.

El documental repasa también la importante labor social y cultural de la iglesia, además de religiosa. En tiempos de don Ildefonso López, que interviene en el documental, se puso en marcha en 1962 un novedoso teleclub, patrocinado por dos importantes personajes: «Fraga y un ministro veraneaban en el parador de golf y acudían a misa a Churriana, esa relación sirvió para montar el teleclub en las escuelas capilla», aclara Pedro Bastante.

Y ya en la parroquia nueva se subraya el papel jugado por los fallecidos párrocos Alfonso Rosales y Francisco Ruiz Salinas. El primero de ellos, en los años 70, «comenzó a integrar mucho a la juventud para que se acercara a la iglesia, montó coros y fue una persona que intentó fomentar las cofradías. Digamos que le tocó soportar el peso del cambio, porque cambiaban las generaciones, cambiaba España de la dictadura a la Democracia y fue un poco el cura del cambio».

Y del padre Francisco Ruiz Salinas se destaca su papel de revitalizador de la Virgen del Rosario, patrona de Churriana. «Dio alas a los chiquillos que ya estaban en la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno del Paso y Nuestra Señora de los Dolores y que se encargaron de comprar el ajuar. Fueron recuperando una tradición que hoy tiene una procesión muy digna y de bastante renombre, muy fina y elegante».

Como recuerda, en la actualidad la parroquia de San Antonio Abad sigue cumpliendo un gran papel en Churriana: «Hay muchos grupos de formación de catequesis, muchos chiquillos vinculados a la parroquia, covivencias y hasta cursos de Teología».

Medio siglo de la nueva iglesia que le ha servido a este experto en comunicación para contar además la rica historia de Churriana, imposible de albergar entera en la Aduana.