­La representante de la Secretaría General de las Naciones Unidas sobre violencia contra los niños, Cecilia Anicama, dijo ayer que las medidas de los Estados en materia de refugiados «deben tener como prioridad el interés de los niños» y que no se puede superponer ningún motivo político ni económico.

Anicama, que asiste al Precongreso Mundial por los Derechos de la Infancia y la Adolescencia que se celebra en Málaga, señaló que la protección de los niños refugiados depende de los agentes «que proporcionan asistencia psicológica, acceso a la alimentación, la protección», y que los países de recepción deben asegurar que los menores «vayan a estar cerca de sus familias para garantizar su seguridad». Los Estados deben «asegurar unas mínimas condiciones sensibles a la niñez donde se hayan protegido todos sus derechos, por ejemplo que no se vaya a limitar el derecho a la educación», sentenció Anicama, que afirmó que los gobiernos siempre «pueden hacer más en este tipo de situaciones».

«El sistema de protección de la infancia de cada uno de los países debe ser operativo, asegurar la regulación y conocer la situación de estos niños refugiados», indicó, algo que la representante de las Naciones Unidas calificó como «un problema que afecta a la comunidad internacional en su conjunto».

Por su parte, el presidente del Congreso Mundial de la Infancia, Carlos Villagrasa, afirmó que para los niños «su principal problema es la pobreza». «Ellos quieren trabajar en esta jornada en una comunicación responsable y en un buen uso de las nuevas tecnologías, pero no olvidan que en África hay niños que no llegan ni a tener agua potable en sus casas y esa realidad hay que tenerla en cuenta», señaló Villagrasa, al tiempo que recordó que violencia y educación, redes sociales y tecnologías y empresa y consumo responsable son los tres ejes temáticos de este Precongreso Mundial, que acoge el Palacio de Ferias de la capital malagueña.

En España la pobreza relativa, cuando los ingresos familiares son inferiores a los de otros miembros, se sitúa por encima del 27 por ciento, explicó.

El precongreso reúne en Málaga desde ayer a 300 adultos y casi 200 niños con la idea de avanzar en la inclusión infantil y garantizar la realización de sus derechos. «No es un congreso de adultos que trabajan para los niños, sino un congreso con los niños y protagonizado por ellos, que son los encargados de redactar la declaración final», dijo.

Esta cita es la única que se realiza en Europa antes del congreso mundial de Paraguay, donde se presentará a la capital de la Costa del Sol como candidata para acoger la edición mundial en 2018.

El contenido del precongreso gira en torno a tres ejes: educación y violencia, tecnología y redes sociales, y empresas, consumo responsable y Responsabilidad Social Corporativa, donde se tratarán como eje transversal los niños refugiados que son «una realidad social actual».