Una mujer y sus tres hijos acudieron ayer a los juzgados de Málaga para reclamar justicia por la muerte del padre, José Luis Vílchez, fallecido en 2014 por un cáncer derivado de la exposición al amianto durante los casi 20 años que trabajó en los talleres de Renfe en la localidad. Su viuda, María Luisa Ortega, afirmó que su marido «trabajó en Renfe desde 1981 a 1999 como oficial montador y el material aislante que revestía los trenes era de amianto y se le caía encima, en la boca, en los vellos de la nariz», dijo a Efe después de que el juicio quedara suspendido hasta el 21 de septiembre.

La familia solicita a la compañía una declaración de responsabilidad «en cuanto a que no adoptó las medidas de seguridad pertinentes» y una compensación económica de 145.000 euros, según el abogado de la defensa, Alejandro Platero.

La hija del fallecido, María Luisa Vílchez, de 43 años, explicó que la familia no mira por el dinero sino «por que se haga justicia. Por los que se han ido y por los que todavía no lo han hecho. Porque se reconozca que éste es un grave problema». Vílchez indicó que desea que en la sentencia se reconozca que su padre fue «guerrero y luchador», ya que murió «al filo de los 72 años» por una enfermedad laboral derivada de la exposición al amianto. José Luis Vílchez falleció el 18 de octubre de 2014, sólo nueve meses después de que se le detectara un mesotelioma pleural y de «una muerte horrible», describió su hija, quien apenas un mes después del fallecimiento empezó a batallar «porque se hiciera justicia».

En estos juzgados quedó visto para sentencia el pasado 9 de mayo el juicio de otro extrabajador de Renfe, Francisco Padilla, de 53 años, enfermo también de mesotelioma pleural, que reclama a Renfe 350.000 euros por las secuelas tras pasar años inhalando amianto en el taller de Los Prados, en Málaga.