Tenía el historiador y dibujante Esteban Alcántara 13 años, en 1966, cuando un programa de televisión le marcó el camino: «Era Testimonio, en Televisión Española y cosa inaudita, le dedicaron cuatro episodios a una ciudad de provincias, una historia completa de Málaga. Eso me llamó mucho la atención y fue un revulsivo para mí», confiesa.

Esteban vivía entonces con su familia en la trinitaria calle Malasaña y en aquel tiempo, cuenta que era «un niño muy curioso y viví muchas conversaciones muy interesantes, algo que fui interiorizando», destaca. Era un barrio todavía en el que pervivían historias de bisabuelos que habían luchado en la Guerra de la Independencia, así como casas, sin duda reformadas, de esa época. La emisión de Testimonio, señala, «reactivó la memoria» de muchos trinitarios y percheleros sobre la lejana guerra contra el invasor francés.

Así que no es de extrañar que esa fascinación por el pasado de Málaga fuera fraguando y se transformara en un primer y exitoso cómic sobre la conquista cristiana de la ciudad (1487, La conquista de Málaga), publicado por Algazara en 1993 y tres años más tarde, en la misma editorial, en la publicación de Málaga frente a la Guerra de la Independencia, de la que se cumplen ahora dos décadas.

Y por este motivo, la Sociedad Económica de Amigos del País organizó a finales del mes pasado un ciclo de tres conferencias en las que no faltó el profesor de Historia Valentín Fernández, promotor junto con otros profesores el año pasado del Premio de Cómic Histórico Esteban Alcántara, que se convoca en la Axarquía.

El profesor forma parte de una generación de malagueños de 35 a 38 años que quedó fascinado por los tebeos históricos de Esteban. «Me llenó el corazón lo que contó Valentín, que dijo que vivía en Sayalonga y allí no llegaban libros, pero había un servicio de autocar de la Diputación que te llevaba libros para que los leyeras en una mañana, ligó estos libros, le hicieron una ilusión enorme y a partir de ahí, sus amigos y él se hicieron profesores de Historia».

Esteban recalca que «me motivaron mucho los testimonios de los trinitarios de pequeño y pensé que había que hacer algo». Su mérito estriba en haber rescatado y presentado para el gran público la olvidada historia de la Guerra de la Independencia en Málaga y provincia 12 años antes de las conmemoraciones por el bicentenario de la contienda. De hecho, el cómic cubre toda la guerra, de 1808 a 1812, aunque la ocupación en Málaga duró alrededor de dos años, de 1810 a 1812.

De esta manera, malagueños de todas las edades escucharon hablar, quizás por primera vez, del general suizo Teodoro Reding, el cura de Riogordo, el capitán Moreno, el coronel Abello, los hermanos San Millán o del general francés Sebastiani.

Otro de los méritos del libro es que, además de ceñirse a las fuentes históricas del momento, como el autor recalca, aporta esos testimonios orales de los vecinos de la Trinidad de su niñez, relatos familiares sobre las gestas y desgracias de los bisabuelos trinitarios, lo que le permitió, por ejemplo, incluir el dato del fusilamiento de vecinos que hicieron frente a las fuerzas de Napoleón en la parte norte de La Trinidad.

La Opinión acompañó esta semana a Esteban Alcántara a algunos de los escenarios de la defensa contra los franceses, luego reflejados en el cómic así como en láminas a color que dibujó en el año 2000, y que pueden verse en las fotos que acompañan al reportaje.

El 5 de febrero de 1810 las tropas napoleónicas se dirigieron a Málaga por tres ejes: los caminos de Cártama, Churriana y Antequera. En este último camino, soldados francés y lanceros polacos se enfrentan a las fuerzas malagueñas en Teatinos, muy cerca de la actual residencia militar Castañón de Mena y a la altura de la ermita de Zamarrilla, los lanceros polacos luchan contra percheleros y trinitarios.

«La vanguardia era la caballería polaca, no eran muchos, unos 150, pero eran suficientes. Tenían armas terroríficas y caballos muy grandes», cuenta Esteban Alcántara. Las mujeres lanzaban hasta tiestos de flores contra los invasores, pero la resistencia ciudadana no pudo con el ejército más poderoso de la época, que logró dominar durante los siguientes 30 meses la provincia.

El cómic también se centra en la figura del mencionado Teodoro Reding, el gobernador político y militar de Málaga que ya demostró su valía durante una terrible epidemia de vómito negro «que entre 1803 y 1804 se llevó a 17.000 personas». Al autor del cómic le llama mucho la atención su acallada valía y su trágico destino, pues fue el auténtico vencedor en la famosa batalla de Bailén, en lugar del general Castaños y le enviaron al frente «peor de todos», el de Tarragona, donde moriría «a consecuencias de heridas de guerra».

Tres años y medio duró la realización del álbum sobre la Guerra de la Independencia: «Iba investigando conforme iba dibujando y las viñetas que no tenía claras las dejaba atrás».

La hazaña divulgativa, a plumilla, con una tirada de 2.000 ejemplares y 2.000 pesetas de precio, se agotó pronto. En 2008, bicentenario del comienzo de la guerra, la Diputación reeditó la obra. La primera edición es hoy una obra de culto.

Esteban Alcántara se embarcó en un tercer cómic sobre la poco conocida defensa de la Málaga visigoda frente a los invasores árabes, que no concluyó. Desde hace años su pasión por la Historia la vuelca en la Asociación Histórico Cultural Torrijos 1831. José María Torrijos, del que ha escrito varios libros, resume también esa Málaga defensora de la libertad que vislumbró por vez primera con 13 años ante una televisión en blanco y negro en la casa de La Trinidad de su infancia.