La segunda juventud de Magdalena Montes, salmantina afincada en Málaga, comenzó a los 23 años, cuando una operación hizo posible que dejara la silla de ruedas y pudiera andar por primera vez en su vida. Luego, con el paso de los años, su cadera fue empeorando y desde hace una década ha vuelto a la silla de ruedas.

Desde entonces, esta mujer activa, usuaria diaria de la EMT, se ha convertido en una incansable luchadora de las personas con discapacidad y han sido muchas sus reclamaciones al Ayuntamiento para mejorar la accesibilidad en Málaga.

En esta ocasión, llama la atención sobre un problema técnico: «Los nuevos autobuses de la EMT tienen la rampa más corta, con lo que la silla de ruedas no sube si no te empujan, porque se atranca con las ruedas antivuelco que hay detrás».

Magdalena Montes confiesa que «está harta» de molestar a la gente para que le suban al autobús, con un efecto añadido: a veces, del impulso de estos usuarios que ayudan, la silla de ruedas termina chocando con el interior del autobús. «Te puedes ir de narices, me ha pasado», comenta.

«Donde yo vivo tengo ese problema en las líneas C1 y C2 y ahí no hay quien se suba. Con los nuevos modelos ocurre en todos pero no con los viejos, porque la rampa es más grande».

La salmantina también cuenta que ha tenido el mismo problema en las líneas 3 y 11 y siempre con los nuevos modelos, los que, aproximadamente, están numerados «del 640 en adelante», calcula, al tiempo que subraya que ha visto situaciones parecidas con otras personas con discapacidad.

Esta usuaria recuerda que cuando podía andar, aunque fuera con dificultad, logró que la EMT pusiera carteles en los autobuses para permitir que personas en su situación pudieran bajarse por la puerta más próxima al conductor, sin tener que recorrer el autobús hasta la mitad o el fondo.

Ahora pide algo parecido porque señala que existe una solución técnica, «que vi por vez primera en Valladolid». Como destaca, los nuevos modelos de autobuses basculan, con lo que podrían «ladearse» para evitar que se atascaran las ruedas antivuelco. «Se lo comento a los conductores pero muchos me dicen que no saben que el autobús se puede ladear. Pues que pongan un cartel informativo».

Magdalena Montes destaca que los responsables de la Empresa Malagueña de Transportes «siempre son muy amables conmigo, pero lo que quiero son hechos, soluciones».

EMT. El gerente de la EMT, Miguel Ruiz, mostró su extrañeza por la queja porque «la rampa está normalizada, no puede ser ni más corta ni más larga. Hay un reglamento sobre esto y está homologada». También destacó que los autobuses urbanos pasan la ITV cada seis meses, «y si la rampa no cumpliera no pasaría la ITV».

El gerente explicó además que ese ladeo de los autobuses tiene el nombre técnico de «sistema de arrodillamiento, lo tienen todos los autobuses y por supuesto los nuevos también lo incorporan». Ruiz señaló por último que si con ello Magdalena Montes tiene más facilidad para subir, «arrodillando el autobús, lo puede solicitar al conductor».