­Los salvajes de turno volvieron a hacer de las suyas pero su último estropicio tiene los días contados. Las pintadas que unos vándalos plasmaron en el monumento a Emilio Prados, una obra de Andrés Montesanto al poeta de la Generación del 27, ubicado en la zona de El Palo, se limpiarán los próximos días, según informó ayer el concejal del distrito Este, Julio Andrade, tras realizar un informe sobre lo sucedido y establecerse un presupuesto de 551 euros para su restauración.

Los hechos se produjeron hace algo más de una semana. La escultura amaneció llena de pintadas y con el rostro coloreado al completo. En ocasiones normales, el Consistorio elimina las pintadas en solo un día pero, al ver que por cuestiones de relieve y otros aspectos la solución no era sencilla, se ha aplazado su limpieza, según informó el concejal del distrito Este, Julio Andrade. «Cuando es un grafiti en otro tipo de superficie se pinta en un día pero es algo más serio y si no se hace con un criterio técnico se puede hacer más daño. Es un acto vandálico terrible», dijo.

En estos días, el responsable del patrimonio del Ayuntamiento de Málaga ha visitado la obra para que se realice un informe y valore cuál es la fórmula menos nociva para rescatar el monumento. En principio, no se descartaba la posibilidad de contratar a una empresa que se encargase de estos servicios pero finalmente no ha sido necesario. Andrade explicó ayer que el departamento de restauración del área de Cultura dirigirá el proceso de eliminación de las pintadas y el dibujo que se ha realizado. La limpieza comenzará en los próximos días y el presupuesto para eliminar toda huella vandálica es de 551 euros.

Ante los hechos, el propio autor de la obra explicó: «No hay que confundir ´libertad de expresión´ con un acto claro de vandalismo, que en cualquier otra ciudad sería considerado un delito contra la propiedad, y sus autores perseguidos y sancionados».

No es la primera vez que algunas de las obras más reconocidas de la ciudad han sufrido la acción de algunos vándalos. A principios de año, la escultura del pintor más ilustre de la ciudad, Pablo Ruiz Picasso, amanecía con los ojos y el rostro marcado de pintura blanca, a modo de lágrimas. Entonces, la responsable del Patrimonio municipal, Fanny de Carranza, ya detalló que entre dos y tres estatuas son dañadas al mes por actos vandálicos.

Además del poco civismo que denota este tipo de actos, también tienen un importante coste económico. El Ayuntamiento destina un dinero a este tipo de cuestiones que, tal y como expresó Montesanto, podría dedicarse a otros fines sociales (becas, atención de mayores, etc).

En 2015, el Consistorio gastó hasta septiembre más de 545.000 euros en la limpieza de grafitis y la reposición de contenedores y papeleras dañadas. La institución se encarga de este tipo de daños siempre que sean menores y cuenten con los medios necesarios. En caso de ser de una envergadura superior, Limasa gestiona la limpieza de la ciudad y de los carteles, fachadas y manchas. La empresa contó el año pasado con un presupuesto de 955.000 euros, de los cuales 424.000 euros están destinados íntegramente a la eliminación de pinturas y grafitis.

«¿No nos merecemos los malagueños vivir en una ciudad limpia, como cualquier otra ciudad española o europea, sin tener que soportar todas las fachadas, esculturas, mobiliario, persianas pintarrajeadas porque un grupito de niñatos no tiene otro objetivo que ensuciar todo los que la gran mayoría de los malagueños nos esforzamos en cuidar? Quizás alguna vez Málaga sea famosa por sus museos, su arte urbano, su limpieza, y porque al que ensucia una escultura o una fachada le meten un paquete que se le cae el pelo», sentenció Montesanto.