­Una empleada de farmacia de la capital y su marido han sido detenidos por presuntamente sustraer del establecimiento en el que trabajaba vacunas infantiles y otros productos que posteriormente vendían de forma ilegal. Las vacunas intervenidas, tres durante la actuación policial, no conservaban la cadena de frío preceptiva, por lo que ambos han sido arrestados por su presunta responsabilidad en los delitos de apropiación indebida y contra la salud pública, según la Policía Nacional de Málaga.

La investigación se inició tras denunciar la dueña de una farmacia del distrito Este las presuntas sustracciones de vacunas y otros productos farmacéuticos por parte de una de sus trabajadoras. La farmacéutica se percató de un importante desfase entre las vacunas recibidas por los distribuidores y las que realmente vendía. Sólo este año, la responsable del negocio calcula un descuadre inicial por valor de unos 6.000 euros de unas 60 vacunas. Según explicó la Comisaría Provincial de Málaga, la farmacéutica sorprendió a su trabajadora cuando sacaba una bolsa de medicamentos y vacunas por la puerta de emergencias de la farmacia, lugar en el que esperaba su marido para recibir el lote.

Denuncia. Tras llamar a la Policía Nacional, los agentes encontraron una vacuna infantil en el bolso de la empleada y productos farmacéuticos en el interior de una bolsa que portaba su esposo. Las posteriores gestiones revelaron que la investigada supuestamente aprovechó los turnos en que se encontraba sola para sustraer los productos, principalmente vacunas, y disimularlo en los inventarios. Ella misma habría realizado pedidos extras aprovechando la confianza depositada en ella por parte de su jefa y el alto volumen de negocio de la botica.

Las pesquisas, que han concluido que la trabajadora infiel podría haber protagonizado esta actividad al menos desde 2010, también ha permitido saber que el círculo en el que matrimonio colocaba la mercancía sustraída era muy cercano a ellos, basándose sobre todo en familiares, vecinos y amigos.

Los agentes consideran que el marido hacía de correo tanto para la entrega como para el cobro de los medicamentos previamente sustraídos. Las vacunas infantiles, entre ellas contra la meningitis, la varicela, la neumonía y virus gastrointestinales, se vendían de manera fraudulenta a mitad de precio, oscilando este en el mercado legal entre los 68 y los 108 euros. Para no levantar sospechas entre los compradores, la pareja argumentaba tener un descuento por ser empleado farmacéutico. Además suministraban otros productos como dispositivos intrauterinos.