Apenas cobraba cinco reales al día, además de recibir la ración reglamentaria. Le faltaba un año para cumplir l0s 30 cuando en 1784 fue nombrado vigía de Gibralfaro, aunque comenzó su trabajo un poco más abajo, en la Alcazaba, hasta que logró que le habilitasen la torre principal del Castillo.

Compaginó el trabajo de vigía con dos grandes aficiones: la cartografía y el estudio de documentos antiguos. Así que no es de extrañar que, siete años más tarde, en 1791, nuestro personaje, el cartagenero Joseph Carrión de Mula, presentara el que hoy es el plano más antiguo de la ciudad.

En la Málaga de 1791 ya comenzaba a extenderse la Alameda, todavía sin alcanzar el Guadalmedina por la presencia del Castillo de San Lorenzo y se levantaban buenos tramos de la antigua muralla árabe con muchas de las puertas de la época musulmana, más las abiertas después de la llegada de los Reyes Católicos.

El famoso plano del vigía de Gibralfaro, con esa Málaga de finales del XVIII, está cobrando vida en tres dimensiones gracias al ambicioso proyecto digital Trimálaga, dirigido por los profesores Jesús Guerrero-Strachan y Miguel Ángel Contreras, del Departamento de Expresión Gráfica, Diseño y Proyectos de la Escuela Politécnica Superior de la UMA, que coordinan a alumnos de Ingeniería Técnica en Diseño Industrial que, como proyecto fin de carrera, realizan varios aspectos de este programa.

A María Jesús Otaola y Fernando Fernández les tocó en suertes un trabajo que les ha ocupado cinco años y con el que han conseguido sendas matrículas de honor, pues aunque se trata de dos trabajos fin de carrera separados, «como tenían mucho en común prácticamente lo hemos llevado como si fueran uno», cuenta María Jesús.

Fernando Fernández ha realizado un estudio comparativo del plano de Carrión de Mula con la cartografía actual, para constatar que el plano del XVIII está algo desplazado de las coordenadas correctas. Pero su tarea va un paso más allá del meritorio trabajo pionero de 1972 del profesor Pedro Portillo, que redescubrió el plano y lo reprodujo con las técnicas de entonces, porque tiene la oportunidad de reproducir al detalle los nombres de las calles y monumentos y ofrecer varias versiones del mismo: dividido en parroquias, en barrios y en usos. Además, también reproduce el callejero anexo, con una ampliación de calles realizada por Jesús Guerrero-Strachan. «Había algunas calles que no aparecían y se han añadido», cuenta el ingeniero técnico.

Las murallas y las puertas

Y si Fernando se ha encargado de reproducir el famoso plano, corregirlo y exponer sus muchas posibilidades, a María Jesús Otaola le ha correspondido algo muy ligado con su vida. La ingeniera, hija y sobrina nieta de libreros, ha pasado su infancia entre los libros de la Librería Proteo, la veterana librería que ha integrado, en una premiada obra, los restos de la Puerta de Buenaventura, así que por decisión del profesor, a ella le correspondió recrear las murallas y las puertas que todavía lucía Málaga en 1791.

Para llevar a cabo el proyecto, tanto María Jesús Otaola como Fernando Fernández han combinado el trabajo técnico de la recreación en ordenador con el de historiadores: «Me ha llevado mucho tiempo y muchos quebraderos de cabeza, pero al final está una orgullosa», confiesa María Jesús.

Porque la base histórica ha sido fundamental para indagar en el aspecto que en esa época tenían las puertas de Málaga, pero también, para dotar su trabajo de una parte histórica que repasa toda la evolución de las defensas de Málaga y de la ciudad misma desde época musulmana hasta esos últimos años del XVIII.

«Nos hemos podido tirar tres o cuatro meses yendo a diario a la biblioteca de la calle Ollerías y allí nos iban sacando montones y montones de libros», cuenta la ingeniera técnica.

Complicado ha sido indagar en la historia de las numerosas puertas que tuvieron las murallas -Guillén Robles habla de que llegó a haber una treintena- y buscar descripciones y grabados para poder reproducirlas.

«Hay muchos detalles que son interesantes pero no me dicen nada de cómo eran visualmente y luego, de cada una sacar su altura, anchura, tipo de puerta..», explica María Jesús, que confiesa que las más fáciles de recrear han sido las que dan al mar, porque aparecen en varios grabados, como las Atarazanas o Puerta del Mar, pero también Puerta Nueva, una de las últimas, «y las más complicadas, las de Carretería, como San Francisco, la Puerta de Antequera o la de Buenaventura», destaca.

En todo caso, de la puerta más ligada a la Librería Proteo ha podido sacar información gracias a un grabado realizado «desde la plaza del Teatro».

El trabajo incluye, por supuesto, la puerta más frecuentada y famosa de la ciudad, la Puerta de Granada, por la que los Reyes Católicos hicieron su entrada en la ciudad el 19 de agosto de 1487. Contaba con una fuente adosada en la parte exterior y tres arcos (uno en la entrada, otro en la bóveda y el tercero en la salida). La etapa cristiana supuso la cristianización de las puertas, a las que se les adherían capillas, cruces y cuadros.

En el caso de la Puerta de Granada, llegó a contar en la parte extramuros con una capilla decorada con un cuadro de Jesús con la cruz al hombro, en una hornacina, que decían, era obra de Ticiano, por lo que de noche estaba custodiada por dos soldados para evitar el robo cuando la puerta se cerraba. A pesar de la vigilancia, la obra desapareció y se sustituyó por otro Nazareno con la cruz. Además, en el interior había una capilla dedicada al culto de Nuestra Señora de la Soledad.

La recreación de María Jesús Otaola incluye una casa de vecinos adosada a la muralla, a un lado de la Puerta de Granada, pues por entonces empezó ya este tipo de construcciones ya que el aspecto defensivo de puertas y murallas estaba ya de capa caída. De hecho, las murallas desaparecieron poco después y la puerta de Granada, en concreto, fue demolida en 1821.

En total, la ingeniera técnica ha recreado con ordenador doce puertas: Puerta o portillo del Tiro del Arco; Puerta de Granada; Buenaventura; San Francisco; Antequera; Nueva; De los Gigantes; Atarazanas; Del Mar; Espartería; Del Ángel y Puerta Oscura.

Un doble trabajo de matrícula de honor.