El sector turístico vuelve a la carga contra el cambio horario. La Asociación de Empresarios Hoteleros de la Costa del Sol (Aehcos) insiste en la necesidad de persuadir a la administración para que tenga en cuenta el tipo de funcionamiento económico de la industria y se abstenga en los próximos años de retrasar los relojes con la llegada del otoño; una costumbre que, Luis Callejón Suñé, presidente del colectivo, considera contraproducente y radicalmente refractaria al objetivo de convertir a provincias como Málaga en un destino válido y concurrido para todos los meses del año.

En conversación con La Opinión, Callejón puso el acento en el tipo de turismo que conecta con la costa, que procura estirar las horas de sol lo máximo posible. Y no, precisamente, en el caso de las más cercanas al alba, sino en la franja vespertina, que es tradicionalmente, y no por capricho, la más propicia para el baño. El hecho de que la jornada cuente con un amanecer más madrugador no se traduce precisamente en entradas de divisas en lugares como la provincia. De hecho, las playas no empiezan a ganar público -y menos en invierno- hasta poco antes de media mañana, que es cuando la luz se consolida y las temperaturas se elevan. «A veces somos nosotros mismos los que nos ponemos los obstáculos», puntualiza.

La Costa del Sol se enfrenta en las próximas semanas al reto -de cariz histórico- de seguir restando puntos a la estacionalidad, la abultada diferencia de demanda que todavía sigue contabilizándose entre los meses de verano y los del invierno. Los hoteleros reivindican más políticas de incentivo, entre las que citan rebajas fiscales y ayudas para que el hecho de mantenerse operativos en la temporada baja no se traduzca en pérdidas.