­El Hospital Doctor Pascual de Málaga no tiene pacientes. Desde mayo de 2016, cuando acabó el goteo de enfermos con intervenciones concertadas con el Servicio Andaluz de Salud (SAS) ha visto reducirse hasta llegar a cero la cifra de usuarios que traspasaban el hall de la puerta.

Los seis quirófanos del centro sanitario están apagados y no tienen trabajo más allá de intervenciones esporádicas privadas que traen algunos cirujanos plásticos o estéticos desde fuera del centro. En total no superan las cinco a la semana frente a las 150 de hace un año.

El antiguo Hospital Militar de Málaga se encuentra literalmente vacío de pacientes, según pudo comprobar ayer mismo este periódico tras la denuncia de los representantes de los trabajadores, que aseguran que desde mayo no hay usuarios del SAS tras llegar al final de la lista de espera que les había enviado la Consejería de Salud.

El conflicto que vive este grupo sanitario con la Junta de Andalucía se remonta a 2013, cuando finalizó el concierto que tenía la empresa con el Gobierno andaluz para descongestionar las listas de espera. Desde que se decretó la prórroga de interés público a principios de 2014 y hasta octubre de 2015 los hospitales Pascual atendían a los pacientes del SAS. Desde entonces no reciben nuevos paquetes de pacientes en lista de espera, que quedó reducida a cero en mayo de 2016, según afirman desde el comité de empresa del hospital de Málaga. Los pacientes malagueños que están en lista de espera acuden ahora por concierto tras concurso público a otras clínicas que sí concurrieron al mismo. Según confirmó ayer la Delegación de Salud en Málaga se trata de la Clínica El Pilar, el Hospital CHIP y el de la Encarnación.

El conflicto entre la empresa y el SAS no sólo ha afectado a la pérdida de empleo de la plantilla eventual, sino también a los fijos, que están prácticamente de brazos cruzados. Desde que la lista de espera del SAS quedase a cero antes del verano un total de 200 trabajadores malagueños se han quedado sin empleo en el centro sanitario. Alrededor de quince han sido trasladados a otros hospitales y el resto, la plantilla fija, se esfuerza por rellenar las horas del día actualizando protocolos o ensayando nuevas técnicas médicas. Es el caso del oftalmólogo Alexander Dreier, que ayer repasaba en quirófano una técnica a falta de pacientes a los que intervenir o pasar revista.

Una enfermera reconocía en los pasillos del hospital que acuden todos los días a trabajar sin la certeza de saber si atenderán o no a algún paciente. «Es una incógnita», decía con pesar a La Opinión, mientras otra lamentaba que las listas de espera acumulen retraso en la sanidad pública mientras en el Hospital Doctor Pascual de Málaga están vacíos los seis quirófanos, salas que hasta hace unos meses hacían una media de treinta operaciones diarias.

Pero no sólo los quirófanos permanecían cerrados ayer a media mañana. También lo estaban las consultas, con el pasillo apagado, las habitaciones, cerradas bajo llave y con las persianas bajadas, y la sala de espera de Urgencias, vacía a la espera de la llegada de alguien. «Nos entran uno o dos pacientes al mes derivados de algún colegio de la zona con el seguro escolar. Nada más», admitía una empleada que prefería permanecer bajo el anonimato y acostumbrada ya a que el hospital en el que lleva décadas trabajando y que hasta unos meses tenía los pasillos llenos ahora parezca un centro sanitario abandonado.

Ayer mismo se supo que el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía ha condenado al Servicio Andaluz de Salud a pagar 14,8 millones de euros a Clínicas Pascual. La sentencia es un peldaño más en el conflicto que mantiene la Junta de Andalucía con Clínicas Pascual desde que el 31 de enero de 2014 finalizó el concierto con los citados hospitales, un conflicto que se mantiene, ya que las partes no han llegado de momento a ningún acuerdo para renovar el concierto.

Después, el SAS sacó a concurso los servicios sanitarios, a los que decidió no presentarse la empresa porque, según afirman, «no garantizaba los puestos de trabajo». La presidenta del comité de empresa del Hospital Doctor Pascual de Málaga, Estefanía Gordon, asegura que la postura de sus jefes es volver al modelo anterior, por disponibilidad asistencial. «Teníamos todas las especialidades, pagaban por procesos. Ahora es por paquete, ver quién hace más baratas, por ejemplo, las cataratas», asegura. «Nosotros pedimos un concierto de cuatro años que garantice la estabilidad de toda la plantilla y seguir atendiendo a los pacientes del SAS, los sentimos nuestros».