La lucha no cesa en los centros educativos españoles en contra de la Lomce y las reválidas diseñadas en la ley para evaluar la promoción de los alumnos. La enésima huelga de estudiantes, la segunda convocada este curso y apenas un mes después de la primera, volvió a dejar ayer vacías las aulas malagueñas. Sin embargo, la movilización en las calles de la capital fue considerablemente menor a la registrada en anteriores convocatorias.

El éxito cosechado en las aulas no se vio acompañado en las manifestaciones. Al contrario de lo ocurrido en anteriores ocasiones, la marcha convocada por el Sindicato de Estudiantes, que partía a las 12.00 horas de la sede de la Delegación Territorial de Educación (antiguo Edificio Negro), no fue tan numerosa. Apenas 300 personas en una manifestación que recorrió las calles del Centro de la capital hasta el edificio del Rectorado de la Universidad de Málaga, al grito de «¡Huelga, huelga!» Y por la tarde, ni siquiera eso. Un centenar de personas se dieron cita a partir de las 18.30 horas en la plaza de la Merced. La escasez de participantes hizo aconsejable suspender la manifestación prevista y sustituirla por una concentración, para hacer más eficaz la protesta, según informó Ainhoa Serrano, portavoz del Sindicato de Estudiantes en Málaga.

Serano valoró el «éxito de la convocatoria», sobre todo en el caso de la huelga, que dejó prácticamente sin actividad lectiva la mayoría de los institutos de la provincia. De hecho, la Delegación Territorial de Educación estimó en un 86,4% la participación del alumnado de 3º y 4º de ESO, Bachillerato y Formación Profesional (Básica y Ciclos). El seguimiento, no obstante, fue desigual: casi total en los centros públicos pero menor en los concertados y mínimo en los centros privados. Pese a ello, el panorama con pupitres sin ocupar y profesores sin nadie a quien impartir clases fue la tónica habitual de la mañana.

La Lomce impulsada por el Gobierno de Mariano Rajoy nació ya sin el beneplácito de la comunidad educativa, que ha salido a la calle en numerosas ocasiones para mostrar su rechazo. La de ayer fue la vigésimo cuarta jornada de paros a nivel nacional. La última vez fue el pasado 26 de octubre. Entonces, en la provincia de Málaga, el seguimiento del paro convocado por el Sindicato de Estudiantes y las asociaciones de padres fue mayoritario en Secundaria y no tan amplio en Primaria, pero diez puntos inferior a la jornada de ayer.

Según los datos aportados por la Delegación Territorial de Educación, en las clases de Secundaria obligatoria (3º y 4º), Bachillerato y Formación Profesional (básica y ciclos) la huelga fue seguida por el 76,17% de los convocados, si bien Málaga fue la provincia andaluza con el porcentaje más bajo -el más alto lo tuvo Almería, con un 90,78%-.

El ministro Íñigo Méndez de Vigo ya ha anunciado que, si bien la Lomce no puede ser derogada, ya que afectaría a más de ocho millones de niños de toda España que ya se encuentran inmersos en el nuevo sistema, la reválida final de ESO será muestral y la de Bachillerato servirá solo para acceder a la Universidad. El Sindicato de Estudiantes y las demás asociaciones que apoyan la movilización, sin embargo, desconfían de estas intenciones. Las califican de «triquiñuelas» y de «mentiras».

Es más, Ainhoa Serrano anunció ayer nuevas movilizaciones. «No vamos a parar hasta que la Lomce quede derogada», insistió. Si bien no existe aún una fecha concreta para convocar una nueva huelga estudiantil en el caso de que las cosas se mantengan tal y como están.

«No nos engañen», «No intenten tomarnos por tontos», pidió ayer en Madrid la secretaria general del Sindicato de Estudiantes, Ana García, quien como los representantes malagueños, avisa al Gobierno que el Sindicato volverá a llamar a la huelga si hoy en el Consejo de Ministros no se anuncia la retirada de estos exámenes «injustos» y que «quieren expulsar de la educación superior a los hijos de las familias trabajadoras».