Iniciarse en el consumo de alcohol entre los 11 y los 13 años se asocia con una mayor frecuencia de síntomas psicopatológicos, como hostilidad y agresividad, tanto presentes como futuros, «así como una mayor probabilidad de padecer trastornos mentales en etapas más avanzadas de la vida», según señala el director Científico de la Unidad de Personalidad y Comportamiento del Complejo Hospitalario Ruber Juan Bravo, José Luis Carrasco. Este experto recuerda que sucesos como la muerte de una niña de 12 años por coma etílico, ocurrida hace unas semanas, demuestra que la sociedad «está empujando sin ser plenamente consciente de ello a los adolescentes y a los jóvenes hacia el botellón».

A su juicio, una supuesta forma de creer que se puede controlar lo incontrolable es el tan extendido y permitido «botellón supervisado». «Los adultos sabemos, pensamos e interiorizamos de forma constante que hay comportamientos adolescentes difíciles de frenar, pese a largas charlas y consejos. Advertimos de los riesgos y las consecuencias del consumo de alcohol y drogas, pero en este camino solemos olvidar que los menores siguen siendo niños indefensos incapaces de cuantificar el alcance de sus actos», asegura el experto en una información recogida por Europa Press.