La jefatura del Real Cuerpo de Bomberos de Málaga aumentó ayer la presión en el conflicto que mantiene con la plantilla tras ordenar un calendario laboral que no ha sido aprobado por la mayoría del colectivo y que entraría en vigor el próximo 1 de marzo. Según informó ayer el Sindicato Andaluz de Bomberos (SAB) de Málaga, con esta medida, firmada por el subinspector Rafael Rueda por orden directa del jefe de servicio José Cruz, ni siquiera han respetado los cuatro días de alegaciones pertinentes, dándolo por válido a los dos días siguientes de la negociación con los sindicatos que firmaron el convenio pero que no representan al colectivo.

«A modo de clara represalia», denunciaron, ya que la imposición se produce en plena fase de prehuelga y durante una conflicto en el que prácticamente la totalidad de la plantilla ha pedido la destitución de ambos por pérdida de confianza. De hecho, los funcionarios aseguraron que recibieron la orden poco después de que se esa misma mañana se formalizara la petición de mediación del Sistema de Resolución Extrajudicial de Conflictos Laborales de Andalucía (Sercla) ante el conflicto que mantiene el colectivo con el Ayuntamiento y que desembocará en la primera huelga de la historia de este cuerpo si antes no se llega a un acuerdo. «Es ilegal a todas luces», aseguran desde el sindicato, cuyas fuentes incluso hablan de «mobbing colectivo».

El nuevo calendario impuesto, añadieron a este diario, supone drásticos cambios de turnos, parques y grupos de trabajo a prácticamente la totalidad de la plantilla, siendo incluso «mucho más duro» que el que supuso que los bomberos iniciaran en diciembre un encierro que ya dura 55 días, periodo en el que las mesas de trabajo prometidas por el alcalde de Málaga para tratar las reivindicaciones históricas del cuerpo no se han celebrado. «Cambiarán de zona a bomberos que llevan más de 20 años cubriendo una parte de la ciudad que conocen como la palma de su mano: itinerarios más rápidos, mejores accesos, peligros potenciales, las peculiaridades de cada zona de la ciudad a las que estaban habituados quedan ahora en la incertidumbre tras la última represalia de Cruz. La operatividad del servicio podría verse afectada con un cambio que pretende más desquiciar a la plantilla que mejorar las funciones del cuerpo», abundaron.