Hace unos cuatro meses que Curro López respira tranquilo. Se solventaron los problemas burocráticos y la asociación de vecinos que preside, en Lagunillas, ya cuenta con economato del Ayuntamiento de Málaga, con una subvención anual de 13.000 euros para comprar alimentos.

«Decidimos empezar con un economato pequeño para probar, porque aunque llevamos 11 años repartiendo alimentos, nunca habíamos llevado un economato. Si estamos capacitados, el año que viene lo ampliaremos», explica.

En estos 11 años, la asociación de vecinos ha pasado de repartir comida a 10 familias necesitadas a atender a cerca de 700, del barrio y su entorno, en la sede vecinal de la calle Poeta Concha Méndez. Además del economato, siguen repartiendo los alimentos no perecederos que les entrega la Cruz Roja cada cuatro meses.

Entre las personas que acuden a la sede en busca de alimentos, se encuentran muchas mujeres maltratadas, algunas en pisos de acogida por un tiempo limitado, otras, en lista de espera para acceder a esos pisos. «Como dan un plazo, muchas no tienen para rehacer su vida y han tenido que volver a vivir con el maltratador», lamenta Curro López.

Por este motivo, y como muchas de ellas se encuentran en una situación económica deplorable, algunas con hijos y ningún recurso, se ha propuesto poner en marcha una casa de acogida para mujeres maltratadas.

El sitio, una finca de 18.000 metros cuadrados en Pizarra, cedida por el propietario, que con anterioridad acogió una asociación de drogodependientes, cuenta Curro López.

«Es un proyecto que tengo en mente hora sí y hora también para todas estas mujeres que están olvidadas», señala.

El hecho de que la casa principal de la finca haya tenido una utilidad social, facilita las obras de adecuación, que ya han comenzado. «Ahora mismo estamos pintando, arreglando los jardines y adecentándola un poco», resume.

El dirigente vecinal señala que, mientras se reforma, ahora mismo ya están viviendo en la finca varias personas mayores, «que no tenían donde vivir, así que, o las metía allí o vivían en la calle».

Necesidad de muebles

Curro López, que comenta que falta todavía realizar las gestiones burocráticas para poner la casa en marcha, aprovecha para pedir cualquier tipo de muebles. «Necesitamos todo tipo de camas, colchones, muebles que la gente no quiera y que vaya a tirar». En concreto, precisa que faltan unas 30 camas. El objetivo, es que la casa de acogida tenga de 40 a 60 camas. «Todo dependerá de si la mujer tiene o no hijos, en cuyo caso tendrían una habitación para ellos», señala.

También está previsto que la finca cuente con un huerto en el que puedan trabajar y que además cuenten con la donación de alimentos de la Cruz Roja, que ya reciben en Lagunillas. Y en cuanto al tiempo que podrán permanecer en la finca no habrá límite: «Se quedarán el tiempo que ellas quieran», sentencia.