¿Cuánto pasado es capaz de soportar el futuro? El PP de Málaga se ha encerrado en el Palacio de Ferias para encontrar la respuesta a una incógnita endiablada que trazará el discurrir inmediato de la formación, con el 2019 como fecha clave en el no tan lejano horizonte. Por primera vez en mucho tiempo, el partido llegó a su congreso provincial en un contexto que mezcla la unidad en torno a su máxima figura, Elías Bendodo, con un inevitable choque de generaciones. Francisco de la Torre se resiste, como pocos, a que se le vea como a uno de estos héroes cansados o afligidos por el pasar de los días. «Cómo le vas a negar tiempo a la ciudad que amas», llegó a decir durante su intervención.

Sabe muy bien, sin embargo, que ha pasado el tiempo desde que echaron a los bárbaros (PSOE, políticamente hablando). Algunos de los jóvenes populares que le aplaudían a rabiar apenas ni habían nacido cuando De la Torre se estrenó al frente de la alcaldía. Estuvo el primer día del XII Congreso Provincial del PP de Málaga claramente desequilibrado, primando lo simbólico por encima del contenido. Ya se había advertido en los alientos previos al congreso de que eso iba a ser así, que la jornada de ayer iba a estar centrada en celebrar el legado del pasado. Poner el acento en la transformación de una Málaga fecunda. El acto presentó, en general, un cartel por todo lo alto y no exento de morbo, ya que el hecho de juntar sobre el escenario a Celia Villalobos, a De la Torre y Bendodo invitó a pensar en un eje puramente biológico, en el que el más joven se perfila como una garantía de cambio.

Los viejos nuevos logros que se atribuyen entre los populares, cuando se trata de averiguar quién ha transformado a la capital, de ser una ciudad más bien deprimida a estar en la vanguardia de Europa. «Cuando yo llegué a la alcaldía en 1995, me encontré con una ciudad deprimida que se estaba buscando a sí misma», recordó Villalobos en un tono impulsivo, más de eslogan y acorde con su perfil. «Es imposible superar lo que hicimos en cinco años. Tuvimos la voluntad de cambiar una ciudad», aclamó. Hubo tiempo para saludar a todos los que le acompañaron durante su trayectoria. Especial mención hubo para Teresa Retamero, su fiel escudera como líder de la guerrilla vecinal de San Andrés que tan buenos resultados le ha dado siempre al PP.

En los últimos años se ha alimentado el relato de que el gran responsable de que Málaga ahora pueda mirar por encima del hombro a otras ciudades, además de Villalobos, habría sido el propio De la Torre. Así se explicó también el lema elegido: Málaga, 22 años que cambiaron la ciudad. El vídeo, a la postre, se convirtió en un buen resumen de lo que es la situación actual del PP en Málaga. El de una formación que en los últimos años ha logrado colocarse en muchos lugares como cabeza de cartel por el trabajo de sus dirigentes más veteranos y que ahora corre el peligro de entrar en una fase de indefinición por la tentación perpetua de los protagonistas para postergar su adiós. Nunca antes en la vida un homenaje ha podido desquitarse del sabor a despedida que desprende, pero el PP sí logró el milagro. Que Málaga a principios de los 90 pudiera ser una ciudad bastante obviable, lo sospechábamos, pero lo confirmó la propia Villalobos al asegurar que los extranjeros siempre acababan igual: huyendo de ella. «Al final, esto lo cambiamos nosotros. Los extranjeros antes pasaban de largo. No tenía ningún sentido venir a Málaga», sentenció. En su afán de regeneración, recordó que pensó en una segunda figura que pudiera sucederle y entonces se decidió por De la Torre. Entró en las listas a regañadientes: «Costó trabajo y había algunos que no lo querían porque no estaba afiliado al PP, pero ya sabéis como soy yo». Como si alguna vez la voluntad de otros hubiese servido para convencerla de lo contrario. Entre los responsables de que Málaga ahora sea vista como un foco de cultura, Villalobos nombró como compañeros de su generación a Antonio Garrido Moraga. El concejal de cultura que engendró el Festival de Cine sabía lo que era pensar en la Málaga de hoy como una utopía.

Cuando, en su despedida, le proyectaron todos los logros que había cosechado como jugador, a Zidane se le caían las lágrimas porque delante de él se iban las mejores experiencias de su vida. A De la Torre, sin embargo, el resumen de todo lo indescriptiblemente bueno que había hecho para Málaga solo sirvió para arrancarle una sonrisa. Hechizado, tal vez, por la certeza de que solo era el último punto y seguido.

Tanto se ha hablado sobre la sucesión en el Ayuntamiento de Málaga, que en el PP se ha convertido en un tema tabú que nadie quiere ni escuchar hablar. Con lo fácil que sería ir atrayendo el amor hacia el futuro líder con eso de «y con todos vosotros, el nuevo presidente del PP y futuro alcalde de Málaga, Elías Bendodo».

De la Torre hizo un repaso de los últimos años al frente de la alcaldía, hasta asegurar que «Málaga puede competir hoy con cualquier ciudad». En este sentido, hizo una reivindicación permanente de los museos e insistió en la necesidad de seguir avanzando para que «Málaga sea una capital que atraiga inversión y trabajo». No hubo, en este sentido, ninguna alusión que permitiera despejar la duda sobre una nueva posible candidatura para seguir al frente del Ayuntamiento en 2019.

Hubo, sin embargo, una bonito recuerdo para los compañeros que se quedaron por el camino. Por encima de todos, el nombre de José María Martín Carpena. Faro inexorable en la tormenta. La inauguración del congreso estuvo presidida por el ágora de Nuevas Generaciones, donde sí intervino directamente Bendodo.

Frente a los más jóvenes, defendió su objetivo de convertir a Málaga en la tercera capital por detrás de Madrid y Barcelona, además de resaltar la importancia que tiene para él la actual unidad que reina en torno a su figura. «Mirad lo que está pasando en el PSOE, que andan matándose vivos», señaló para confrontar dos modelos. Sin olvidar rivalidades, concedió un voto de confianza a los socialistas y deseó que recuperen su mensaje. «A España le ha ido bien con un PP fuerte, en el gobierno, y con un PSOE que también esté fuerte». Defendió el bipartidismo como el mejor catalizador para el país.

Después de que se cayera a última hora el vicesecretario general de Política Autonómica y Local, Javier Arenas, fue el presidente del PP de Baleares, José Ramón Bauzá quien tomó la palabra en su lugar. Al igual que el presidente del PP de Extremadura, José Antonio Monago, ambos centraron su discurso en arremeter, entre otros, contra el impuesto de sucesiones, coincidieron en resaltar al PP de Málaga. El congreso prosigue hoy en su segunda jornada. El protagonismo, entero, para Bendodo.