Algunos socialistas malagueños ya se encuentran haciendo la maleta. No para irse a su casa políticamente hablando. Al menos, por ahora. A los muchos movimientos para posicionarse ante la inminente lucha por la secretaría general en Málaga, le precede ahora un desplazamiento geográfico. Toca congreso federal en Madrid para encumbrar a Pedro Sánchez. Habrá una amplia representación malagueña formada por 35 delegados. Para 23 de ellos bien podría titularse este fin de semana como el «Viaje que nunca fue». El resto tienen el pedigrí de sanchistas, por lo que se les intuye con el pecho oxigenado de orgullo. Tampoco les exime de suspender bajo el prisma de la competitividad deportiva. Dicha sea la verdad, la delegación malagueña se parece un poco a la que mandó Jamaica los Juegos Olímpicos de Invierno de Calgary. Se va para volver con las manos vacías. Sánchez tiene bastante avanzado el diseño de su futura ejecutiva federal y se da por hecho que no habrá presencia malagueña al frente de una secretaría. La remota posibilidad pasa por Ignacio López. En una casa de apuestas británica la cuota por entrar en el núcleo duro de Sánchez sería algo así como 1:300. Quien ha impedido durante estos meses que la llama del sanchismo se apagara en la provincia reconoce que lo tiene difícil. Lo que no quita que estos días ande con la batería del móvil siempre cargada. Lo suyo es una sana ilusión. Ya se verá, en un futuro, si también puede ser vandálica.

Cese esperado El escenario augura en realidad un fin de semana oscuro en cuanto a reparto de poder. Que el único malagueño con cargo de postín caiga como fruta madura se da por hecho. Miguel Ángel Heredia empezó a morir una mañana en Cortes de la Frontera, en la que se reunió con un puñado de militantes de Juventudes Socialistas para analizar la actualidad política del momento. Esto fue en noviembre. En mayo, durante su acto de campaña en Cártama, Sánchez dijo eso de «y todavía no me ha llamado para pedir perdón». El morbo está servido y nadie se atreve a garantizar que no se repita el gesto de la cobra. Lo que sí se da por hecho es que Sánchez cese a Heredia como secretario general del grupo parlamentario del PSOE en el Congreso. Su vida parlamentaria corre el riesgo de trasladarse a la lejanía del gallinero. Sería un nuevo topetazo para refrendar que la actual persona al frente del PSOE de Málaga no está pasando por sus mejores momentos. La remodelación del gobierno de Susana Díaz es otro claro ejemplo de ello. Un ejecutivo, el menos malagueño de la historia, en el que se ha bajado de dos consejeros a uno. Para colmo, al nombramiento de Javier Carnero se le dio forma puenteando al tándem formado por él y Francisco Conejo.

Todavía es muy pronto para que nadie ande a garrotazo limpio, pero viendo la lista de los delegados salta a la vista que algunos compañeros de AVE de hoy pueden ser tu rival de mañana. Entre la delegación malagueña está también Soraya García. La alcaldesa de Benaoján sería una apuesta en firme del sector sanchista. «Ganas no le faltan», aseguran varias fuentes consultadas. Pero para eso habrá que esperar a que se celebre el congreso regional. Salvo que alguien pretenda liderar una candidatura a la secretaría general del PSOE de Málaga al más puro estilo kamikaze.

Maldonado a la UNIA De José Sánchez Maldonado se ha dicho que no lo ha hecho muy bien como consejero de Empleo. Esto, en ocasiones, puede ser lo mejor que te pueden decir como garantía de triunfo. En su caso, al menos, se cristaliza así, con una recolocación en la telaraña administrativa. En su caso, como futuro rector de la Universidad Internacional de Andalucía (UNIA). El actual mandamás, Eugenio Domínguez, cumple mandato y, con 70 años, está obligado a dejar la docencia. La ley le permite estar hasta septiembre y ya. Para octubre, Maldonado inauguraría el curso 2017/2018 como flamante nuevo rector. Entre el profesorado de la UNIA ya es vox populi.