El obispo de Málaga, Jesús Catalá, presidió anoche el acto de clausura de la fase diocesana de la causa de beatificación de José Gálvez Ginachero. Tuvo lugar en el Santuario de la Victoria, donde reposan los restos de este siervo de Dios, médico, padre de familia y hombre comprometido con la vida pública, cuya espiritualidad alentaba en él una caridad inagotable que se manifestaba de forma clara en su profesión, a través de la cual defendió siempre a los menos favorecidos y personas en riesgo de exclusión social.

El obispo Catalá, el juez delegado, Federico Cortés; el director de la Causa de los Santos, Antonio Eloy Madueño; el promotor, Francisco Rubio Sopesén; y el postulador de la causa, Francisco García Villalobos, protagonizaron el acto, en el que se firman, cierran y lacran todos los documentos recabados para el estudio de la causa. «Son fruto de un período de arduo trabajo de investigación, durante el cual han declarado más de 50 testigos y se han examinado más de 3.000 documentos, junto al examen de los escritos del Siervo de Dios por parte de dos censores teólogos nombrados al efecto», afirma el postulador.

En este proceso han intervenido personas como Francisco García Mota, postulador de la Causa de 2002 a 2012; Pedro Sánchez Trujillo y José M. Ferrary Ojeda, juez delegado en la causa de 2006 a 2012. También han actuado Francisco Cervantes y José Luis Huertas.

Cumplidas todas las formalidades que establece la normativa canónica, la diócesis envía este material a la Congregación para la Causa de los Santos en Roma, considerando que Gálvez Ginachero puede ser propuesto como modelo de santidad, a la espera de que finalmente se produzca su su beatificación.

Francisco García Villalobos subraya que «resulta especialmente valioso el hecho de que se proponga a un laico como modelo de virtudes. Aún persiste una cierta tendencia a considerar que sólo la vocación al sacerdocio o a la vida consagrada permite alcanzar la santidad. Antes bien, los laicos comprometidos que durante su vida y de modo heroico, mediante el auxilio de la gracia ejercitan las virtudes teologales y cardinales, son un ejemplo especialmente útil en estos tiempos para visibilizar en el mundo la misión de todo cristiano». «No tengamos miedo -nos pide el Papa- a ser santos. Todos estamos llamados a la santidad, que no consiste en hacer cosas extraordinarias, sino en dejar que Dios obre en nuestras vidas con su Espíritu, en confiar en su acción que nos lleva a vivir en la caridad, a realizar todo con alegría y humildad, para mayor gloria de Dios y bien del prójimo».

Al tratarse de un acto administrativo canónico, éste podría celebrarse en un lugar no consagrado. Pero se ha considerado oportuno realizar la ceremonia en el Santuario de la Victoria, donde desde el año 1993 reposan los restos de Gálvez en una cripta a los pies de la Inmaculada.