Sacar la basura. Atender el teléfono. Ocuparse de las reservas. Y hasta poner cañas. Todo, a cambio de alojamiento y comida. La oferta suena despiadadamente decimonónica. Pero, contra todo pronóstico, y ante el estupor de los sindicatos, se está convirtiendo en un reclamo eficaz para llenar algunos tipos de hoteles. Especialmente, los orientados al público joven. Con anuncios localizados en plataformas internautas de toda Europa.

Según Gonzalo Fuentes, responsable turístico de CCOO, la fórmula ya ha sido implantada con éxito en la Costa del Sol. Casi siempre, al igual que en el resto del continente, bajo una etiqueta, la de «voluntarios», que para el sindicalista, es un eufemismo de un sinfín de ilegalidades, cercanas, en forma y estrategia, a lo que califica como «semiesclavitud». De momento, los casos y anunciados detectados comparten el mismo patrón: el de ofrecer vacaciones supuestamente gratis, aunque con la contrapartida de realizar servicios para el establecimiento que suelen sumar un mínimo de 25 horas laborales.

El sindicato es tajante. Y revela que ha iniciado una campaña de denuncia y control en toda España. Con especial ahínco en las llamadas zonas calientes, entre las que se incluye, por supuesto, la provincia de Málaga. La figura de los «falsos voluntarios», casi siempre localizada en alojamientos tipo hostels, aunque también en apartamentos ilegales, supone, dice Fuentes, toda una aberración en términos legales. Para empezar, incumple normativas que van desde el convenio del sector al Estatuto de los Trabajadores. Además, supone un riesgo para los supuestos cientes, a los que no les asiste ningún tipo de protección en materia de salud laboral, ya que se trata de una labor en negro, la enésima que soporta la economía española.

CCOO alerta asimismo de que este fraude no sólo está encontrando eco entre veraneantes de escaso presupuesto, sino también en trabajadores que buscan abrirse un hueco en España. «Nos parece un despropósito y una explotación laboral que en el siglo XXI existan este tipo de abusos», puntualiza Gonzalo Fuentes.

El representante sindical impugna también la figura en la que se apoyan estos locales para sacar adelante sus planes, puesto que el trabajo que se desarrolla en el hotel no tiene nada que ver con los «voluntarios» ni con el «voluntariado». Al menos, según reza en la legislación española, que estipula que sólo pueden tener esa consideración las actividades que tengan una clara finalidad solidaria y relacionada con la mejora de la calidad de vida de las personas. «Hasta para ser solidario hay que tener contrato y estos deben servir para cubrir los riesgos de accidente y enfermedad derivados del ejercicio de la acción voluntaria», agrega.

De acuerdo con Gonzalo Fuentes, la campaña sindical se está llevando a cabo en dos direcciones: la de denuncia pública y la de información y asesoramiento general a los jóvenes que aceptan trabajar en estas condiciones. Al igual que ocurre con las viviendas turísticas no dadas de alta, CCOO considera imprescindible elevar el control y redoblar el número de inspecciones. Y advierte que este tipo de fraudes suponen además un envilecimiento de la calidad que se ofrece a los clientes, ya que, en muchos casos, los «voluntarios» carecen de formación y experiencia.