En la ciudad de México no se duerme. Durante toda la madrugada los operativos de rescate han continuado a destajo excavando para localizar a las víctimas del terremoto que continúan con vida bajo los escombros de uno de los edificios que acabó por ceder debido a las violentas sacudidas del terremoto de 7,1 grados que azotó el martes a la capital azteca. En las ruinas del número 286 de la calle Álvaro Obregón continúa el malagueño Jorge Gómez Varo, junto a otras 13 personas que esperan a ser rescatadas. Jorge estaría desalojando de la oficina a sus compañeros cuando el edificio de derrumbó, según ha explicado esta mañana su hermano Alejandro, que como el resto de la familia aguarda con angustia a que se produzcan novedades.

La espera es cada vez más agónica, ya que el tiempo corre en contra de quienes están atrapados. Llevan 72 horas sin poder comer ni beber y las labores de rescate han de hacerse con suma meticulosidad. Conforme se va avanzando en el túnel para llegar a donde se encuentra Jorge, a cincel y martillo (cualquier vibración de maquinaria podría provocar nuevos desprendimientos), hay que ir apuntalando la zona, por lo que la tarea es lenta.

Los datos son muy confusos, según reconoce el propio Alejandro Gómez Varo. "Han llegado equipos de rescate de Israel dotados de la más avanzada tecnología, que pueden barrer hasta a 30 metros de profundidad la zona de derrumbe y gracias a esa información, el operativo puede ir haciendo el túnel, pero a mano", señala. Lo único que tienen claro es que Jorge sigue con vida. Así lo confirman las cámaras térmicas e infrarrojos y las ondas de los teléfonos móviles, con lo que pueden ubicar dónde se encuentran las personas.

De este modo, la familia ha podido saber que Jorge podría estar ayudando a sus compañeros a abandonar el edificio cuando se produjeron los primeros temblores y que podría encontrarse en el hueco de la escalera, bajando desde la seguna planta, cuando el bloque se vino abajo. "Es un triángulo con vida", señala su hermano Alejandro. Jorge es aparejador y trabaja desde hace dos años para la sección de construcción de Valora Consultores, una empresa de La Coruña que cuenta con oficinas en México. "Como es el jefe del departamento, al parecer prefirió ser el último en desalojar y por eso no pudo coger ni el móvil", añade Alejandro, que destacó que su hermano es una persona joven, "con la cabeza muy bien amueblada, sanar, rápida, inteligente y que reacciona rápido, pero claro, estamos hablando de un terremoto muy grave".

La vía de comunicación fidedigna que tiene la familia es la novia de Jorge, Irene, que es psicóloga, trabaja en México en una naviera y desde el principio se encuentra a pie de edificio y envía constantemente noticias a través de los sistemas digitales de mensajería.

Alejandro no pierde la esperanza de que puedan rescatar a Jorge con vida a pesar del tiempo transcurrido. Intuye que la lluvia que en los útlimos ha caído sobre la capital mexicana es buena para favorecer las labores de excavación manual, así como para quitar el polvo y para que le haya podido llegar agua y humedad a su hermano y todos los que continúan atrapados entre los escombros. En las ruinas del edificio de la calle Álvaro Obregón podría haber 48 personas atrapadas, aunque es posible que únicamente 14 permanezcan con vida.