Con el objetivo de aumentar las habilidades tecnológicas de la comunidad universitaria, además de ofrecer un acceso más equitativo a la cultura digital, la Universidad de Málaga inauguró ayer su primera tecnoteca, un servicio ubicado en la Biblioteca de la Facultad de Ciencias que ofrece el préstamo de placas y complementos de prototipado electrónico Arduino y Raspberry Pi.

Desde ayer, cualquier miembro de la comunidad universitaria puede adquirir en préstamo estos componentes de forma similar a como lo hacen con un libro en depósito. Basta con acercarse al mostrador y solicitar uno de los dispositivos. El nuevo servicio está promovido por el Vicerrectorado de Cultura de la UMA, en colaboración con la Facultad de Ciencias y la Biblioteca Universitaria, en una acción integrada dentro del Proyecto Atalaya de las universidades públicas de Andalucía.

La vicerrectora de Cultura, Tecla Lumbreras, inauguró el nuevo servicio, comenzando con palabras de «agradecimiento a la Facultad de Ciencias, en especial, a su decano Antonio Flores, por su apoyo a este proyecto, y a uno de sus promotores, Carlos Vivar, estudiante de la facultad». La vicerrectora defendió que «el progreso tecnológico nos hace avanzar como sociedad, afecta a todas las áreas del conocimiento y, además, es un punto magnífico de encuentro. Por tanto, debe ser accesible a todos; en este caso la inauguración de la nueva tecnoteca es un paso más para que la abundante creatividad de nuestros jóvenes encuentre el camino para su materialización».

La vicerrectora estuvo acompañada por el decano, Antonio Flores, el coordinador de Bibliotecas de la UMA, Gregorio García Reche, la directora de la Biblioteca del centro, Ana García y el director de Inspección de los Servicios, Joaquín Quirante, entre otros miembros de la comunidad universitaria.

Antonio Flores destacó en su intervención «el papel fundamental y desinteresado de Carlos Vivar, un joven al que tuve el placer de tener como alumno en el grado de Biología, para desarrollar el proyecto». A juicio del decano, «si logramos que al menos todos nuestros estudiantes jueguen una sola vez con estas tecnologías ya me daría por satisfecho», finalizó.