Un ejemplo que ofrecen los arquitectos de un caso de injerencia profesional promovido por la propia Gerencia de Urbanismo es la obra de reparación de cubierta, fachada e interior de la Iglesia de San Pedro, realizada en 2012 y resuelta de manera fallida por el Consejo Consultivo. La licencia de obra fue recurrida por el Colegio de Arquitectos justificando que un edificio reconocido como Bien de Interés Cultural (BIC) debe contar con la intervención de un arquitecto, tanto para el proyecto como para la dirección de obra, y no el de un arquitecto técnico, «profesional que no cuenta con formación habilitante para la intervención en patrimonio histórico, poniendo en riesgo el valor histórico-artístico del monumento».

La demanda interpuesta por los arquitectos obligó a la Gerencia de Urbanismo a recurrir al Consejo Consultivo que acaba de anunciar su dictamen. El consejo no entra en resolver la nulidad de la licencia al considerar que una vez finalizadas las obras no tiene sentido. Los arquitectos lo ven como «una injusticia de la justicia».

Un ejemplo claro de este conflicto de intereses lo ven los arquitectos en el departamento de Licencias y Protección Urbanística de la Gerencia de Urbanismo cuya responsable simultánea este puesto con el cargo de decana en el Colegio de Aparejadores y Arquitectos Técnicos; «¿qué ocurre cuándo existe una discrepancia entre la Gerencia y este colegio profesional? ¿ qué posiciones defendería?», es su pregunta.