La eterna ilusión del hombre por volar es tan antigua como la propia vida. Hoy, con el transporte aéreo consolidado como un fenómeno de masas que ha servido para acercar aquella aspiración al ciudadano de a pie, resulta fácil olvidar que hubo un tiempo en el que subirse a un avión era hacerlo en una construcción que nada tiene que ver con las grandes aeronaves de pasajeros que ahora presumen de ser el medio para viajar más seguro del mundo. Las primeras máquinas voladoras que se adentraron en el aire eran construcciones artesanas de madera y tela que convertían un vuelo en una aventura no exenta de riesgos. Son muchos los que se han dejado la vida en ese afán de contribuir a la evolución de la aviación. El privilegio de ser los primeros en volar con éxito una construcción más pesada que el aire se le concede por unanimidad a los hermanos Wright. El 17 de diciembre de 1903 lograron despegar su famoso aerodino para hacer historia en blanco y negro.

Tuvieron que pasar 16 años desde aquel hito para que la ciudad de Málaga iniciara su propia trayectoria. La fecha clave es el 9 de marzo de 1919. Aquella mañana despega, desde Altet (Alicante), un biplano del modelo Salmsón 2.A2 con dos personas de nacionalidad francesa a bordo: Lamaitre, el piloto, y Pierre G. Latècoére, el fundador de la famosas aerolíneas Latècoére, que estableció la conexión entre la ciudad francesa de Toulouse y la capital marroquí de Casablanca.

Aquella mañana del 9 de marzo, las condiciones meteorológicas eran muy adversas. En aquel vuelo que partió desde Alicante con destino a Málaga, ambos se encontraron con chubascos negros y varios aguaceros a lo largo del itinerario. La destreza del piloto, con la única orientación que proporcionaba el contacto visual con el terreno, les llevó hasta Málaga, donde les recibía el humo de las primeras chimeneas. Una Málaga, en la que primaban, entonces, las fábricas por encima de los bares y las terrazas.

El aterrizaje estaba previsto en lo que se conoce como la zona de La Isla, cerca de las playas de San Andrés. Era el territorio donde se celebraban en Málaga las primeras fiestas de la aviación deportiva. Luis Utrilla recoge aquellos primeros compases de la aviación deportiva en la ciudad en su libro sobre la historia del Real Aeroclub de Málaga. Al aproximar la zona de aterrizaje, tanto Lamaitre como Latècoére coinciden en que el lugar no ofrece las condiciones necesarias. Las lluvias también habían hecho presencia en Málaga y los charcos habían convertido lo que debía ser una llanura en un cenagal. Tras varias pasadas, deciden cambiar de rumbo en busca de trozo de tierra que pueda servir como pista de aterrizaje segura. Surcan por encima del Guadalhorce y, finalmente, toman tierra firme sobre los terrenos del Cortijo El Rompedizo, donde se levanta ahora el Aeropuerto de Málaga.Homenaje

Sólo dos apasionados de la aviación pueden estar detrás de un proyecto que se está cocinado para homenajear aquel mítico vuelo que cumplirá un siglo el año que viene. Francisco Cuevas, enfermero jubilado, e Ignacio Gil, instructor de vuelo en el Aeropuerto de la Axarquía, quieren realizar una reproducción de aquel vuelo de la manera más fiel posible. Eso significa partir el 9 de marzo de 2019 de Toulouse para tocar tierra en Málaga al día siguiente sobre la misma hora que lo hicieron Lamaitre y Latècoére. «Queremos tratar de ajustarnos todo lo posible a aquel vuelo de 1919. Nuestro avión, como el de ellos, es monomotor y aunque no vamos a la intemperie, al no tener presurización, estamos sujetos de una parte a las limitaciones propias del avión y de otra a las propias de nuestra fisiología. La meteorología se convierte en un factor muy importante en el desarrollo de los vuelos a realizar», explica. Francisco aprendió a volar, precisamente, gracias a Ignacio, con quien quiere embarcarse ahora en este vuelo homenaje. La Salmsón 2.A2 se sustituye, en este caso, por una Piper Pa28-161. Un monoplano del 2005 con capacidad para alcanzar los 185 km/h de velocidad de crucero. Además del homenaje, Francisco quiere transportar también un mensaje: «Si es posible, nos gustaría llevar un saludo del alcalde como máximo representante de Málaga al Ayuntamiento de Toulouse».