El responsable del sector ovino y caprino de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) de Andalucía, Antonio Rodríguez, manifestó ayer que el sector en Málaga se encuentra "desesperado" ante la extensión de los brotes de lengua azul que afectan a la comunidad andaluza, y señaló que es un colectivo "destinado a desaparecer".

Rodríguez, que se mostró negativo ante la expansión del virus, ya que se prevé que afecte a más zonas, indicó que desde COAG llevan "luchando" dos años en Andalucía contra la enfermedad, y "estaba todo controlado contra el serotipo 4, pero ahora es el de clase 1 el que afecta".

Según informó el representante de la organización, "todas las explotaciones corren el riesgo de ser infectadas, ya que sólo en la provincia de Málaga hay medio millón de animales susceptibles de padecer la enfermedad". Reiteró que la situación se puede controlar si se vacunan a los animales, pero lamentó que "hasta el momento, las medidas se centran en inspeccionar un radio de 20 kilómetros desde la zona afectada, y no mover el ganado en una distancia de 150 kilómetros de la explotación positiva", por lo que se sienten "olvidados", aseguró.

En cuanto a las vacunas, tras cuatro meses de enfermedad desde que se localizó el primer foco, el sector "no tiene constancia de cuándo estarán listas para aplicarlas", dijo. Rodríguez insistió en que hay que "actuar lo antes posible contra la enfermedad", ya que las temperaturas cálidas facilitan la movilidad del mosquito transportador del virus. En lo que respecta a la ayuda que la Diputación de Málaga ofreció para desinsectar las instalaciones ganaderas afectadas, siempre que lo pida el ganadero, Rodríguez se mostró optimista, afirmando que "es un buen servicio". Actualmente los focos están localizados en Tarifa (Cádiz), Casares (Málaga) y Almonte (Huelva).