Desde las 10 de la noche del martes estaban haciendo cola los aficionados del Málaga en la agencia de viajes de Torremolinos donde se vendían las entradas de Champions para el partido contra el Oporto. Una noche dura, donde se organizaron a través de una lista para no perder el sitio y donde al finalizar, a primera hora de la mañana de ayer, los trabajadores de la agencia les llevaron un café caliente a todos. Pero tanto esfuerzo tuvo su recompensa, al menos para los casi 30 primeros, para los que estaban garantizadas las entradas. Sólo un problema en los sistemas informáticos de la agencia de viajes crispó los nervios de las más de 150 personas que hacían cola para conseguir su entrada. Casi una hora estuvieron esperando hasta que los ordenadores respondieron y se pudo comenzar a vender los asientos. Unos momentos de estrés que, según los asistentes, «mereció la pena» para conseguir el pase que les permitirá ver al equipo de sus sueños.