La coletilla de «Felices Fiestas» tan empleada estos días no tendrá eficacia en el seno del Málaga CF. El equipo ya está de vacaciones, una semana libre en la que además de disfrutar de los suyos, entrenador y jugadores deberán utilizarla para reflexionar, sacar conclusiones y traer ideas renovadas para revertir una situación preocupante tras las dos últimas goleadas encajadas, ante Sevilla en Liga (4-1) y Córdoba en Copa (3-4).

Una humillación ante el máximo rival el pasado sábado y una eliminación copera dolorosa el martes en casa ante un equipo de Segunda División que han hecho estallar por los aires la primera crisis de Juande Ramos al frente del Málaga. La Rosaleda habló alto y claro contra el entrenador y algunos jugadores, dictó sentencia y se puso de manifiesto que no hay comunión entre la grada y el técnico manchego, algo que sólo tapaban hasta ahora los buenos resultados en casa y algunos empates lejos de La Rosaleda en campos complicados -Camp Nou, Mestalla-.

Y es que, el Málaga, muy frágil defensivamente desde que comenzó el curso, en cuatro días ha ido a peor y ha recibido 8 goles a cada cual más sonrojante. La falta de autocrítica del entrenador, algunas decisiones deportivas como el banquillazo a Kameni o su falta de empatía con la afición han propiciado el divorcio entre las partes. Una situación que tiene difícil solución a no ser que el equipo de un giro de 180º. Es cierto que los buenos resultados todo lo curan, pero las carencias defensivas de este equipo y lo mal trabajado que evidencia estar atrás, no ofrecen garantías suficientes al aficionado.

Las continuas afirmaciones públicas de Juande Ramos tampoco ayudan a que la afición se vuelque con él y con su proyecto. Su actitud fría y distante hacia el malaguismo es cada vez más evidente. Ya no gustó que tratara el duelo contra el Sevilla como «uno más», cuando él sabe lo que significa y las connotaciones que tiene un partido contra el máximo rival en Málaga. El planteamiento ultraconservador y la mala actitud durante la primera parte del derbi en el Pizjuán hicieron el resto. El Málaga encajó cuatro goles en poco más de 10 minutos, ridiculizando un escudo glorioso ante la pasividad de un entrenador que no supo imprimir la intensidad que un partido como el de Sevilla requiere.

Juande Ramos es un técnico sosegado, analista y que nunca saca los pies del tiesto, pero hay situaciones que exigen un puñetazo encima de la mesa y el bochornoso espectáculo de estos dos últimos partidos que ha protagonizado el Málaga requerían algo más de autocrítica y orgullo. Porque Juande permanece impertérrito ante las críticas de la afición. «Paso absolutamente de lo que pasa fuera del terreno de juego», aseguró tras la dolorosa goleada encajada ayer ante el Córdoba, un equipo que llegó a La Rosaleda con un entrenador que lleva al frente del equipo tres partidos mal contados, con siete suplentes y que desnudó al Málaga como quiso.

Necesidad de fichar. Lo que sí es cierto es que, más allá de lo mal que está el Málaga CF en la línea defensiva, la plantilla evidencia que necesita efectivos y parece primordial acudir al mercado de fichajes a partir de enero. La ausencia prolongada de Weligton y la inseguridad que muestran Llorente y en menor medida Mikel, obligan a Francesc Arnau a buscar un central que ayude a revertir la situación. Además, el equipo está cogido con alfileres en la medular, por lo que la contratación de un centrocampista también se antoja necesaria. Con Kuzmanovic KO, Recio otra vez con problemas musculares y Camacho a un 70% por sus problemas de espalda, es imposible que el equipo se sostenga con Fornals y Juanpi en el doble pivote, dos centrocampistas de calado más ofensivo que defensivo.

Así, Juande Ramos también ha pedido un «9» para este mercado invernal. Sandro está rayando a un nivel de matrícula de honor -y no es segura 100% su continuidad-, pero con Charles aún sin conocer cuándo va a reaparecer, el entrenador quiere un ariete más, ya que no cuenta con Michael Santos salvo necesidad y no ve a En-Nesyri aún preparado para tan suma responsabilidad.

Así las cosas, el Málaga se ha marchado de vacaciones bajo un ambiente enrarecido, con el jeque desde Catar preocupado por la situación deportiva del equipo y pidiendo perdón por los ridículos del Málaga en los dos últimos partidos. Toca reflexionar, cambiar cosas y fichar para enderezar el rumbo de una nave que aún se mantiene a flote con 21 puntos en Liga, pero que peligra si no se toman medidas.