Si hay un jugador en la actual plantilla del Málaga que siente los colores, ése es Recio. El paleño, como malagueño, canterano y «capitán de oficio» dentro del vestuario, ha sufrido esta temporada por partida doble. La mala dinámica del equipo se unió a los problemas con sus lesiones, que hasta el final del curso no le han permitido rendir y ayudar en condiciones. Ahora, con la permanencia agarrada, Recio hace suyo el discurso de Míchel y espera que el equipo dé la cara en estos cinco partidos que quedan, en deuda con la afición.

Un triunfo contundente y de prestigio, ¿satisfecho con la puesta en escena del equipo?

Muy satisfecho. Dominamos desde el principio, hicimos lo que nos pidió el míster. Ganar en casa, dejar la portería a cero... son cosas importantes. Desde la primera parte fuimos justos vencedores, en la segunda el equipo mostró garra y carácter para aguantar un buen resultado.

Parece que La Rosaleda vuelve a ser un fortín...

Sí, y eso es lo más importante. Es algo que nos ha dado durante años mucho y teníamos que recuperarlo. Ser fuertes defensivamente, tener ése carácter necesario, dejar portería a cero en casa... son cosas que nos dan mucho. En años anteriores habíamos sido de los equipos menos goleados y estamos contentos por volver un poco a esa senda. Estamos contentos por seguir ganando en casa, la afición se lo merece tras un año difícil.

Y por fin marcó después de más de dos años. Pese a que no es un jugador que destaque por la faceta goleadora, ¿estará que no cabe en sí mismo?

Imagínate, más de dos años... mi hijo tiene 22 meses y no le había podido dedicar ningún gol. Ha pasado mucho tiempo. Es cierto que no soy un jugador de meter muchos goles, pero es gratificante ver como el trabajo está recompensado con un gol. Tenía ganas de dedicárselo a mi hijo, a mi mujer, a mis padres. Ha sido un año duro para mí por las lesiones y verles a ellos contentos es lo máximo.

Las lesiones han sido un lastre esta temporada, pero se le ve jugando con una protección en el codo y da la sensación que no está cómodo y siga teniendo molestias...

Sí, juego con la protección y cuando tengo un choque fuerte en la zona me molesta. Aún no tengo bien del todo el codo, pero voy a seguir jugando con la férula. Ha sido un año complicado, me he perdido muchos partidos, tengo ganas de jugar y no perderme ningún partido más. La férula me permite jugar y chocar aunque en ocasiones me duela, pero es lo que hay.

Con la permanencia en el bolsillo, ¿el equipo juega más destensado?

La motivación de aquí al final debe ser esa, que hemos sufrido mucho este año sin esperarlo. Tenemos que disfrutar de estos cinco partidos que nos quedan con tranquilidad, pero con muchas ganas y ambición. Nos lo merecemos, hemos sufrido mucho este año, nuestras familias y la afición también.

¿Enterrada ya la mala imagen de Riazor?

Yo creo que sí. Era importante ganar al Valencia después de dar una mala imagen contra el Dépor. Queríamos hacer un partido bueno, recuperar sensaciones, era importante para todos.

Se le vio muy cómodo en el esquema de Míchel...

Sí, quiso que jugásemos con trivote, con Camacho detrás y Pablo y yo por delante para que pisemos área, nos metamos entre líneas... Salió bien sobre todo en la primera parte, donde tuvimos toda la posesión y llegamos mucho. En la segunda sabíamos que ellos iban a dar un paso al frente, tienen calidad, pero supimos entender el momento y también estoy contento por esos 45 minutos. Nos parecimos al Málaga de otros años que se replegaba sin problemas y que no sufría en defensa. Sacamos dos cojones para dejar la portería a cero.

Y ahora, el Granada, donde estuvo temporada y media...

Sí, es un partido muy especial para mí. Guardo muy buenos recuerdos de aquella etapa. Ellos ahora no están pasando por un buen momento, tienen una situación delicada, pero tenemos que ir allí a ganar, a terminar el año con buenas sensaciones después de un año muy duro.