Cuando el escritor italiano Federico Moccia publicó en 2009 su novela Tengo ganas de tí, quizás no pensó que de las páginas edulcoradas de su novela romántica nacería un rito nacional en Italia. Como sus personajes, miles de transalpinos y turistas se sumaron a un pacto de amor cerrando un candado con las iniciales o los nombres de ambos en la barandilla de un puente romano, para luego arrojar a las aguas del río la llave, como metáfora de eternidad. La costumbre ha llegado a Ronda y ha propiciado que el insigne Puente Nuevo, conocido mundialmente por su belleza, se llene de candados que simbolizan el amor entre parejas, pero que pueden causar importantes daños a la flora y fauna del entorno, ya que las llaves son también lanzadas al río Guadalevín.

Por este motivo varios efectivos del Parque Central de Bomberos de Ronda procedían esta semana a devolver a su estado habitual los balcones de forja del Tajo, quitando decenas de candados después de que lo autorizase la delegada municipal de Turismo, la andalucista Isabel María Barriga. Ésta apuntó que «es la cuarta vez en los últimos meses que se da esta circunstancia», algo que afecta negativamente a la imagen del monumento más conocido de la ciudad «y también al ecosistema de la zona».

Según Barriga «esta curiosa moda del candado amoroso se ha impuesto y las parejas, para que su amor perdure, ponen un candado en la forja de los balcones y lanzan la llave por el mismo Tajo, hacia el río Guadalevín. Es una costumbre llamativa, pero hay que tener en cuenta que puede ser muy perjudicial, ya que los candados y las llaves tienen elementos contaminantes, por eso hemos vuelto a retirarlos todos», señaló la edil.

«Nos ha sorprendido, porque la gran mayoría de candados han aparecido durante el pasado fin de semana, en el que hubo una gran afluencia de turistas a la ciudad.

Por ello y con la llegada de la Semana Santa, con la importancia que conllevan estas fechas para nuestro municipio, se decidió quitarlos», apuntó Isabel María Barriga, que señaló además que hasta la fecha «no existe ningún tipo de ordenanza reguladora a este respecto, por lo que no se ha sancionado a nadie hasta el momento pese a que esta acción infringe la Ley de Residuos».

Sí mostró su preocupación por «la contaminación que produce el níquel y que afecta a la flora y fauna de un lugar tan rico en este sentido como el Puente Nuevo, especialmente a la vegetación de ribera, los anfibios y peces, que se están recuperando ahora».

Fuentes municipales han señalado también que los candados suelen colocarse en horario nocturno.

El escritor romano Federico Moccia, que se ha convertido en un referente mundial para millones de lectores por novelas como A tres metros sobre el cielo y su segunda parte, la citada Tengo ganas de tí, ha incluido incluso un curioso apartado en su página web con un mapa de nuestro país en el que miles de parejas dejan constancia de haber sellado su amor de esta manera.

En nuestra provincia, aparecen reflejados unos 410 candados del amor, aunque lejos de los 1.866 de Barcelona y los 2.259 de Madrid. Un auténtico fenómeno de masas en la capital italiana, que supuso en su día un quebradero de cabeza para el propio Consistorio romano, que en un principio vio con buenos ojos esta iniciativa en el puente Milvio e incluso situó unas vallas para que las parejas los engancharan allí, hasta que el alcalde Gianni Giaccomini ordenó quitarlos. Y es que estaba harto de ver cómo a diario había cientos de candados más en la zona, por motivos similares a los esgrimidos ahora por la concejal de Turismo del Ayuntamiento de Ronda, al considerar que ponían en peligro el puente por su peso y porque desmejoraban su estética, algo que Moccia no aceptó de buen grado.