Un cartel colocado a escasos metros de la que ha sido hasta ahora su vivienda confirmaba sus peores temores. Ayer, cinco días después, se cumplía el anuncio. Alicia y Ezequiel, de 26 y 22 años respectivamente, tenían que abandonar la casa que habían ocupado hace hacía nueve meses de manera ilegal. El motivo: la empresa Viveros Guzmán S.L. , propietaria del inmueble, procedía a su demolición y a la de otro edificio anexo para construir nuevas viviendas.

«No habíamos recibido ningún aviso hasta ahora, teniendo tan sólo cinco días para irnos de aquí. Ahora nos quedamos en la calle sin un trozo de pan que llevarnos a la boca y sin un lugar donde asearnos», comentó Ezequiel Moreno, uno de los miembros de la pareja «okupa».

La vivienda, de casi cien años, se encontraba en un avanzado estado deterioro y al borde del derrumbe, según miembros de la constructora Joysa 2001, encargada del derribo. Asimismo, fuentes de la empresa Viveros Guzmán afirmaron no tener constancia de que esta vivienda estaba siendo habitada por dicha pareja de jóvenes.

A las nueve de la mañana, una pareja de agentes de la Policía Local de Alhaurín de la Torre les avisaba de que tenían que recoger sus enseres para desalojar el inmueble, situado en el número 40 de la calle Juan Carlos I. «Nosotros ocupamos esta casa porque pensábamos que estaba abandonada y no tenía dueño, sin tener en ningún momento intención de causar daño a nadie», explicó Ezequiel, quién lleva más de dos años en paro tras perder su empleo en la construcción.

Mientras, su pareja, Alicia Escudero, consiguió hace dos meses un puesto de trabajo como empleada de limpieza en los servicios operativos de Alhaurín de la Torre. «Queríamos irnos el mes que viene en cuanto ahorráramos algo para vivir de alquiler, pero lo más barato que nos piden son 450 euros. Aún así, apenas nos han dado tiempo a seguir buscando, llegando a tener que hacer la mudanza con un carro de mano», señaló Alicia.

Los jóvenes afirman que han vivido nueve meses gracias a la ayuda de algunos amigos y de tiendas que «nos han fiado comida para comer». Ahora, presionados por estas deudas y algunos problemas familiares, aseguran que no tienen dónde poder ir, ya que sus parientes no pueden alojarlos. «No sabemos si recurrir a la Iglesia para pedir ayuda, porque en algún sitio tendremos que dormir», confesó la pareja.

Fuentes de Servicios Sociales del Ayuntamiento de Alhaurín de la Torre informaron a este diario de que estudiarán el caso y, en función de ello, tomarán las medidas de urgencia oportunas.