El mundo del circo, con sus pistas, su historia y su cara más amable, la que da a niños y mayores de ciudad en ciudad, ha chocada en más de una ocasión con los defensores de los animales utilizados en sus espectáculos que, como hacen en el mundo de los toros, reniegan de la utilización de elefantes, leones, monos y demás fauna circense en sus 'shows'.

Pero, ¿qué ocurre cuándo uno es defensor de los animales y, al mismo tiempo, amante y parte de la familia del circo? Es el caso de un grupo de jóvenes de Alhaurín de la Torre que, con motivo de la llegada al municipio del Circo Tonelly, que cuenta entre sus números con uno protagonizado por un oso, se han ofrecido a apoyar y difundir actividades circenses que se realicen en la localidad siempre y cuando no utilicen animal alguno en sus espectáculos. "Nos consideramos parte de la familia y amantes del circo (...) Nuestro amor también se extiende a los animales y entendemos que un animal no debería de ser usado en espectáculo para el entretenimiento humano por los posibles sufrimientos que pudieran ocasionarse al mismo animal como a sus entrenadores", afirman en su comunicado, remitido a los medios de comunicación.

El equilibrio, como encima del trapecio, es difícil de conseguir. Santiago Montecatine, uno de los impulsores de la iniciativa asegura que "estamos en contra del uso de animales salvajes y cualquiera cuya estancia en cautividad no permita que lleve un estilo de vida saludable y acorde a sus necesidades. Puede haber excepciones, por supuesto, no creemos que un perro o gato doméstico tenga un estilo de vida cohibido, por lo que al igual que es lícito compartir la vida en casa, también podrían actuar en circo si sus condiciones son buenas". Además de la labor de promoción ya mencionada, Montecatine afirma que están barajando otras iniciativas para concienciar a la gente del municipio a que no vayan al circo sin tomar conciencia primero de lo que supone para los animales participantes en los espectáculos.

De momento, la respuesta del circo Tonelli no ha sido muy esperanzadora. "Dicen que el oso es un reclamo demasiado potente como para renunciar a él. La verdad es que eso dice mucho, por un lado nos podemos plantear que los artistas no son bastante buenos ya que un oso dando palmas les supera en atracción, o quizá sea que ellos no se valoran lo suficiente...", responde con cierta ironía Santiago quien, junto con el resto de participantes en la iniciativa de un espectáculo circense sin animales, concluye que "creo que la forma de publicitar un espectáculo así está obsoleta, así como esa forma de concebir el circo. El circo contemporáneo, busca usar las disciplinas circenses, música, teatro, etc... para expresar, como forma de arte".