La Junta de Andalucía ha puesto en marcha la maquinaria para desarrollar el Plan de Ordenación del Territorio (POT) para la Serranía de Ronda, un trabajo que comenzará con la redacción del proyecto cuya licitación se ha valorado en 456.412 euros que serán cofinanciados al 75% por el Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural de Andalucía. La comunidad autónoma se hará cargo del 17,5% y el Estado, del 7,5%. Al trabajo aspiran media docena de empresas que se han presentado al concurso que arbitra la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio. Según ha podido saber La Opinión de Málaga, Arenal Grupo Consultor es por ahora la mejor posicionada en la valoración de las propuestas. La Junta justifica el POT para asegurar el buen desarrollo territorial y la consecución de las políticas que contrarresten las tendencias que pueden alterar el equilibrio regional. Según el pliego al que ha tenido acceso este diario, la licitación para la redacción del proyecto en ese modelo regional reconoce la unidad territorial de las serranías de Málaga y Cádiz, a cuyos municipios atribuye un papel decisivo. El plan andaluz reconoce la necesidad de flexibilizar los límites de estos ámbitos al considerar que algunas de las características de las unidades territoriales aconsejan delimitar ámbitos de planificación más acotados a determinadas problemáticas y objetivos, o ajustar los mismos a los límites provinciales en aras de agilizar su tramitación. «Este objetivo ha llevado a plantear la planificación subregional de esta unidad territorial individualizada en las dos provincias: Sierra de Cádiz, por un lado, y Serranía de Ronda, por otro», reza el documento antes de explicar que el sector occidental de la provincia de Málaga que limita con la Sierra de Cádiz, el Campo de Gibraltar, la Sierra Sur de Sevilla, la Costa del Sol occidental y la aglomeración urbana de Málaga, conforma el ámbito de planificación de la Serranía de Ronda, territorio integrado por un conjunto de asentamientos organizados entorno a la ciudad de Ronda, el corazón de la comarca. Esta organización y la existencia de unos recursos territoriales y, por tanto, de bases económicas compartidas dan coherencia espacial a esta zona.

El ámbito considerado, una extensión de 1.896 kilómetros cuadrados de treinta y tres municipios que suman 75.405 habitantes, posee una gran diversidad física. Engloba la meseta de Ronda y los valles de los ríos Guadiaro y Genal, además de los espacios serranos subbéticos, y riqueza ambiental, confluyendo en el mismo los Parques Naturales de la Sierra de Grazalema, de Los Alcornocales y de la Sierra de las Nieves, a la vez que presenta problemas y oportunidades comunes en cuanto a uso económico y organización del territorio. El informe de la Junta añade que la evolución demográfica en esta zona se caracteriza por una dinámica negativa, con pérdidas de población generalizadas y un dinamismo económico significativamente inferior al de las áreas urbanas vecinas (aglomeración urbana de Málaga y Costa del Sol), aunque «la riqueza y singularidad de los recursos naturales y paisajísticos del ámbito, unidas a la proximidad de las citadas zonas urbano-turísticas, han favorecido la emergencia de un nuevo recurso en la zona». El documento se refiere a su potencial turístico y recreativo. «Estas sierras y valles acogen un valioso patrimonio rural, natural y paisajístico que, junto con sus núcleos urbanos, poseen gran potencial para el desarrollo del turismo de naturaleza y cultural». Esta potencialidad, sin embargo, también tiene efectos negativos, como los usos residenciales y turísticos en suelo no urbanizable y la excesiva presión sobre los recursos naturales. La confluencia de todos esos usos, según el pliego, genera tensiones territoriales y demanda de dotaciones, infraestructuras y servicios adecuados a la nueva escala en la que aparecen los problemas y carencias, y también las oportunidades. Por otro lado, la administración observa un desplazamiento hacia estas zonas de los modelos de desarrollo urbanístico y turísticos del litoral, debido a la colmatación de este espacio y la dificultad de disponer grandes extensiones de suelo para actividades vinculadas a estos usos y las nuevas demandas del turismo ligado a la naturaleza. «Todo ello motiva la necesidad de elaborar un plan de ordenación del territorio de escala subregional, que identifique los elementos básicos que organizan y estructuran el territorio, e indique los criterios y objetivos para la compatibilización y ordenación de usos, para la adecuada distribución de las funciones urbanas de los municipios y núcleos de esta zona rural, y para la protección y mejora del paisaje, de los recursos naturales y del patrimonio cultural».