Aunque hayan pasado unos cuantos días, no me gustaría eludir una crítica a la sentencia dictada contra Federico Jiménez Losantos por haber ´injuriado´ al alcalde de Madrid. Supongo que es obvio que no me mueve ninguna solidaridad con el condenado, con quien seguramente comparto lo absolutamente inevitable del código genético, sino algo que está en el código deontológico de cualquier periodista. ¡Uf, tener que repetirlo!: la libertad de expresión es sagrada y mientras más distantes estemos del ´transgresor´, más obligados a defenderlo deberíamos estar.

Para ofender abiertamente, y contra toda lógica, ya está el propio presidente del Gobierno, quien no solamente ha dicho que la ´directiva de la vergüenza´ (referida a la inmigración) es ´progresista´, sino que ha calificado de ´ignorante´ a quien no lo entienda así. Veo por todos lados ignorantes que siguen hablando de la ´directiva de la vergüenza´ -o bien de la ´directiva de la infamia´- y que no le encuentran ningún vestigio de ´progreso´. La frase de Zapatero estaba referida a que muchos países de la Unión Europea no tenían reglamentado de ningún modo el tratamiento que debían dar a los inmigrantes; así, habrían ´progresado´ porque ahora aquella desvergonzada directiva les ofrece un marco legal. Como ya es sabido, pueden encarcelar (aunque los lugares no se llamen ´cárceles´) hasta un año y medio a los inmigrantes que no tengan sus papeles en regla, mientras sus sofisticadas burocracias tramitan la expulsión. No hay información que confirme la teoría implícita de Zapatero de que antes de la directiva se tratara peor a los inmigrantes, lo que confirmaría el ´progreso´ que él aprecia. Todo empuja a creer que simplemente trató de engañarnos. He leído numerosos artículos criticando con dureza aquella directiva y también la tramposa frase del presidente, tratando de ignorantes a los que saben sobre el tema lo que es preciso saber: que Europa tiene sus fronteras abiertas a los ricos y cerradas a los pobres. No hace falta ser socialista para diferenciar a un rico de un pobre. Tampoco para saber que hoy es imposible crear un delito que se base en el nivel de renta. Simplemente, Europa ha cerrado sus fronteras a los pobres. Se puede decir así, sin necesidad de inventar delitos. Y asumir, con todas las consecuencias, las muertes en este bendito Mediterráneo en el que Sarkozy nos quiere ´hermanar´. Mucha labia tendrán que tener los y las ´bebés´ de poco más de 30 años que Zapatero ha introducido en el gobierno y en la dirección del PSOE para explicar que esos auténticos bebés, recién nacidos, africanos, que llegaban a nuestras cosas en pateras, han muerto en el momento justo antes de cometer el delito de entrar en territorio europeo.

Sí se puede dar la razón a Zapatero en cuanto a negarse a llamar ´crisis´ a estas turbulencias económicas que nos tienen a todos acongojados. El presidente verá la realidad con los ojos de los ricos: en 2007 los millonarios, a nivel mundial, aumentaron un 4%. En Europa crecieron algo menos: un 3´7%. Las entidades bancarias españolas mejoraron sus resultados un 10% ya en el primer trimestre de este año (en el ojo del huracán ´desacelerador´). En cuanto a las ´empresas no financieras´, en ese mismo primer trimestre aumentaron sus beneficios un 9´2%. Es cierto que hay ´problemas´ en el sector inmobiliario. ¿Servirán al menos para contener el deterioro del urbanismo y frenar la corrupción? Parece que no. Greenpeace acaba de publicar su informe ´Destrucción a toda costa - 2008´, con cien puntos negros en un litoral donde el mayor deterioro sigue produciéndose en Andalucía. Las empresas constructoras se concentran en infraestructuras portuarias, con 137 nuevas obras que en muchos casos amenazan con daños irreparables. Hasta 2007 se denunciaron 67 casos de corrupción, con 500 detenidos, un tercio de ellos, cargos públicos.