Mañana, sí, se cumplirán 30 años del referéndum andaluz, de aquella consulta única del 28 F de 1980 tan llena de obstáculos que resultaba difícil incluso superar la redacción de la pregunta que se le hacía a la ciudadanía. Aquel referéndum que nos catapultó a los puestos políticos de salida a través del peleado artículo 151 de la Constitución, el mismo que quizá mucha gente no leyó pero que, hartos de agravio, sí sabía que estaba destinado a las regiones denominadas históricas que accederían por la vía rápida constitucional a su autonomía, a las prometidas competencias que habrían de transferirse durante el desarrollo de la todavía incipiente democracia.

Tormenta perfecta

Y este pueblo puso su dignidad aparcada a la fuerza en esa aspiración, que quizá luego no sea Jauja pero que entonces generó el baño de autoestima más importante que recordamos los andaluces. Fue la tormenta perfecta pero en positivo. No una ciclogénesis de ésas que nos advierten que entrechocará su masa de aire frío y caliente en el centro de la península. Una tormenta de orgullo, esperanza y entusiasmo, que ya se había echado a la calle poco antes, aquel 4 de diciembre de 1977, apuntando que en aquellos años de Transición la aspiración de mejora de esta tierra sí que era imparable, aunque la UCD –su gran error histórico- no supo verlo a tiempo, y aún hoy –a pesar de los sondeos que saldrán mañana– la derecha y el centro siguen a remolque del PSOE sociológica y electoralmente elecciones tras elecciones andaluzas. Fue un 4 de diciembre aún en la era del plomo, aún no de las palabras, en que alguien con sus arrestos en una pistola les robó a Manuel José García Caparrós a los suyos y a los malagueños para siempre.

4 D

Yo era casi un niño cuando fui a aquella multitudinaria manifestación con mi padre, agarrando una bandera andaluza que me habían dado en la calle a la que mi madre, atemorizada –como he contado en alguna ocasión–, le recortó la banda blanca que tenía impresa la hoz y el martillo del recién legalizado PCE, y le cosió con prisas y pespuntes algo deshilachados un trozo de sábana. Haciendo memoria de aquello he llamado a Rafael Escuredo con la intención de mostrarle mi reconocimiento personal, y mirar a través de su privilegiada mirada treinta años después. Lo hice mientras observaba su foto en los carteles electorales de las primeras elecciones autonómicas (y la del malagueño Luis Merino por UCD, Felipe Alcaraz por el PCE, Luis Uruñuela por el PSA, y AP que no presentaba candidato concreto para la Junta…) que se contienen en ´1982. Andalucía consigue su Parlamento´, un libro que amablemente me han hecho llegar desde Comunicación del Parlamento andaluz. En él escriben, recuerdan, opinan, hacen balance periodistas que ejercían en aquella época irrepetible, entre ellos amigos como Ignacio Camacho, Rafael Rodríguez, el ex director de este periódico Joaquín Marín o el padre del actual director Juan de Dios Mellado, entre otros…

Podemos

Volvamos al presente. "La situación es insostenible, sí, pero sólo la situación política, que de lo demás salimos seguro si no perdemos el corazón de nuevo y mantenemos en su sitio la cabeza". Así comenzaba esta misma página el sábado pasado en referencia a la complejidad de la crisis y, sin embargo, la falta de talla de la clase política ante la ciudadanía que necesita ejemplaridad y sentido de Estado, protección pero no paternalismo, ilusión pero no populismo, dirección pero no dirigismo (sin ser perfecta, de eso hubo en la clase política de aquellos años). Y al ver una iniciativa que se publicita en los periódicos con un eslogan parecido, "esto sólo lo arreglamos entre todos", y dándole vueltas a lo que me comentaba mientras hablábamos de estos treinta años Rafael Escuredo, me he permitido el desahogo de autoplagiarme. Hay que poder.

Escuredo

Porque van a remendar lo roto con medidas quizá necesarias pero duras que aprovecharán de nuevo los empresarios especuladores y las calculadoras humanas sin más corazón que sus baterías eternamente recargables. Un asunto que ni siquiera en la boca de los sindicatos moviliza a quienes tampoco se sienten representados por las plataformas de los trabajadores de primera en un mundo que se llena de trabajadores de tercera y de parados. Escuredo es un político de aquella raza de entonces, ilustrado, entusiasta, prudente pero no tanto como para llegar a ser cínico o hipócrita, algo tan usual a la hora de no mojarse en estos tiempos de "democracia instantánea", como él la llama en referencia a los "políticos de ahora que sacan el dedo antes de salir del coche para ver por donde sopla el viento favorable y moverse sólo en esa dirección" El primer presidente del Gobierno andaluz, segundo presidente preautonómico tras Plácido Fernández Viagas, sigue creyendo en esta tierra. Y en la necesidad de una unidad política en cuestiones fundamentales para salir de la crisis, pero no como en los paripés de ahora, sino con la mirada puesta en el medio plazo para agarrar ese futuro al que tan fuerte se agarró Andalucía hace 30 años.

Porque hoy es Sábado, toca felicitar a los galardonados ayer por el Gobierno andaluz en Málaga. Fue un buen acto. La coral Santa María de la Victoria celebró nerviosa sus 40 años cantando el Himno de Andalucía, el mismo al que pusiera letra el bueno de Blas Infante cuando escuchaba suplicar cantando a los segadores en Cantillana. Andaluces levantaos…