Infundió Dios el terror en los corazones de los cristianos cuando vieron que Tariq se internaba en el país, habiendo creído que haría lo mismo que Tarif, y huyendo hacia Toledo, se encerraron en las ciudades de España. Entonces Julián se acercó a Tariq y le dijo: «Ya has concluido con España: divide ahora tu ejército, al cual servirán de guías estos compañeros míos, y marcha tú hacia Toledo».

El escrito anterior pertenece a la Ajbar Machmua, un compendio de tradiciones de origen berebere que se encuentra actualmente en la Biblioteca de París.

No se conoce su autor y es una obra manuscrita del siglo XI que nos habla de la conquista árabe de España. También, como no podría ser de otra forma, nos habla de la conquista de Málaga. Todo ocurrió un tórrido verano del ya lejano y casi olvidado año 711 de nuestra era…

«Mi padre Musa Ibn Nusayr, mandó el año pasado a Tarif Ibn Malluk a reconocer estas tierras que ahora, por primera vez, mis pies están pisando.

Tarif desembarcó en una playa y buscando un lugar apropiado para la invasión, llegó hasta la montaña que llaman de Mons Calpe y que es precisamente el lugar donde, con ayuda del conde don Julián, exarca bizantino de Septa, nuestras tropas al mando del valiente Tariq, desembarcaron para adentrarse en Hispania. Acudieron en ayuda de los witizianos y de su rey Agila, enemigo del conde de la Bética, que se llamaba Roderico aunque todos le llamasen Rodrigo, y que era un vil y un villano que había mancillado el honor de don Julián, violando a su hija Florinda con la que nunca se desposó.

Enterado el tal Rodrigo del desembarco de nuestros valientes, partió a su encuentro a darles batalla y enfrentarse a los nuestros que en número de siete millares le estaban esperando junto al río que hoy llamamos de Wadilakka junto a una despoblada ciudad que se llama Lacea. Ese día que los cristianos, que cuentan los días de modo distinto al nuestro, dicen que es el 26 de julio del año 711 del nacimiento de su profeta, también murió Rodrigo y Tariq partió hacia la conquista de la capital de los godos que llaman Toledo.

Siguiendo el modo de contar las cosas de los cristianos, Tariq desembarco el 30 de abril en el Mons que ahora ya no se llama de Calpe, porque en honor de tan gran héroe hemos bautizado como Yabad Tariq y partió a la conquista de Carteia y después un villorrio que todavía llamaban de Traducta, que refundamos, y que desde entonces y para siempre se llamará de Al-Yazirat Al-Hadra por parecer una isla de color verde. Allí oyó Tariq que Rodrigo venía a su encuentro con cuarenta millares de soldados y partió hacia la batalla. Cuentan nuestros poetas que el godo fue traicionado por los hijos de Witiza y que desconociendo el modo de combate de nuestra caballería, Wadilakka fue una victoria fácil.

En el año 712 mi padre, el gran Musa y yo, Abd-Al-Aziz, recientemente nombrado comandante en jefe de la fuerzas árabes en Hispania, estábamos junto a Tariq en la conquista de Toledo, cuando recibimos noticias de que Teodomiro, un hombre rico de la región de Murtia había levantado en armas a las gentes de Malaca.

Llegué a esta ciudad con lo más florido de mi ejército y en seguida la puse cerco, aunque supe nada mas verla que no sería presa fácil por sus grandes fortificaciones y su configuración estratégica.

Sus habitantes habían cerrado las puertas de la ciudad y habían situado muchas defensas en baluartes y murallas, definitivamente, no era fácil su asalto y la sorpresa era imposible.

Sin embargo, el jefe de estos valientes, su gobernador, cometió la imprudencia de salir de la ciudad y disfrutar del frescor de unos jardines que había en los arrabales. Lo hicimos preso y pusimos asedio a la ciudad con hambre, sin agua y un calor insoportable. Pero estos valientes, pese a nuestros requerimientos y nuestras ventajosas ofertas de rendición, jamás depusieron el empeño de defender su ciudad incluso con sus propias vidas.

Debo de confesar que llegué a admirar a esos valientes, sin embargo, no tuve mas remedio que claudicar ante mis bravos y ordenar el asalto permitiendo después el saqueo de tan valiente plaza, que por fin, un caluroso verano del año 713 fue conquistada.

Ahora, me retiro hacia Nescania, hacia el valle, en compañía de mi esposa Egilona, curiosamente la viuda del rey Rodrigo, aquél que encontró la muerte en la famosa batalla de Wadilakka. Dejo la ciudad en manos de bereberes y yundíes después de haber firmado los dimmíes, así estos valientes, pagando su capitación, podrán al menos mantener sus costumbres y preservar su religión.

Allah y yo sabemos que lo merecen…»

Aunque la Ajbar Machmua, anteriormente referida nos dice que Málaga fue sitiada y tomada por el general Zaide Ibn Kesadi, enviado por Tariq, ya en el año 711, los testimonios del cadí malagueño Ibn Askar, nos cuentan que en realidad fue Abd-Al-Aziz quien en el año 713 conquista Málaga.

Por mi parte, me inclino a pensar que ocurrieron las dos cosas, primero un destacamento enviado por Tariq conquistó la ciudad y después de su sublevación dos años después, fue Abd-Al-Aziz quien la conquistó definitivamente.

En el primero de los casos, este verano nuestra ciudad conmemorará 1.300 años desde su fundación árabe, mientras que para celebrarlo en el segundo de los casos, tendremos que esperar un par de años más.

Pero la huella árabe de nuestra ciudad y su entorno bien se merece ese homenaje.

Los nombres árabes del artículo actualmente corresponden a los siguientes nombres y lugares: la playa donde desembarcó Tarif es actualmente Tarifa. El Mons Calpe llamado por los árabes Yabal Tariq es Gibraltar, Septa es Ceuta, la batalla de Wadilakka es la batalla de Guadalete, Al-Yazirat Al-Hadra hoy es Algeciras, Murtia es Murcia, Nescania hoy está en el valle de Abdalajís y Malaca siempre será Málaga.

Nuestra amada Málaga.