El tren de Europa hará turismo de interior. El corredor ferroviario no pasará por la Costa del Sol, la soslayará, rodeándola, de forma que acabe en Sevilla y en Algeciras. El Corredor Mediterráneo terminará en un río y en el Atlántico, y el litoral costasoleño volverá a quedar marginado de una infraestructura que hace décadas reclama y que deberá seguir esperando, nadie sabe cuánto tiempo más.

Aquellos periodistas que acumulamos trienios (he pasado de ocho y voy camino de nueve) podemos recordar cómo muchas infraestructuras imprescindibles han llegado a Málaga siempre con dos o tres décadas de retraso. Pasó con la ronda de la ciudad, que ayer por fin se duplicó, y pasó también con el AVE. Yo diría que los mismos políticos que justificaron la necesidad de que la alta velocidad tuviese parada en Santa Justa veinte años antes que en María Zambrano son los que ahora respaldan que Antequera sea el nudo de la cuestión ferroviaria, olvidando la necesidad que existe en la Costa del Sol desde hace muchísimo tiempo de un transporte público rápido, eficaz y no contaminante, olvidando también que el sector turístico es nuestra única gran industria, y que sin buenas comunicaciones el turismo se pierde o se resiente mucho.

De nada ha valido, al menos hasta el momento, argumentar que en muchas ocasiones se tarda menos en volar desde Londres que en el trayecto desde el aeropuerto a Estepona, por ejemplo, y que teniendo en cuenta que la línea entre Málaga y Fuengirola es la más rentable de España, un tren que conectase toda la Costa del Sol sería indiscutiblemente un buen negocio. Pero aquí sólo se ha visto lo que se ha querido ver, un corredor ferroviario con una fuerte carga agropecuaria, que no está mal, pero olvidando por completo el turismo, que genera muchísima más riqueza, pero que siempre es marginado porque pareciera que hagamos lo que hagamos los turistas van a seguir viniendo.

La Costa del Sol, una vez más, se queda esperando. Lo decíamos mi hermano electo Agustín Lomeña y yo en un libro que firmamos al alimón, y es que esta zona turística es lo que es gracias al empuje de un puñado de emprendedores mucho más que al apoyo que haya podido recibir de las distintas administraciones, las cuales en más ocasiones de las que nos gustaría recordar o han marginado o, directamente, han agredido a un sector cuyo gran delito es aportar más del diez por ciento al Producto Interior Bruto.