Hay matarratas en el telediario. No dejo que mi niño se acerque. Es muy chico para un futuro como ese presente. Esa muchacha marroquí muerta se quedó en el camino del progreso, como tantos que no pudieron, que ya no pueden, celebrar avances sociales, victorias morales, pasitos hacia la libertad y hacia el disfrute de los derechos de los demás aún siendo legítimamente diferentes, inevitablemente diferentes. Se llamaba Amina. Estos nombres conviene no olvidarlos. Que queden al menos sus nombres.

Su nombre

Amina tenía 15 años y la violaron. Quien lo hizo, diez años mayor, vivía al lado. Los padres de ambos llegaron a un acuerdo ante la mirada comprensiva del juez: casar a la niña con el violador. Aquí no hace tanto que pasaban cosas parecidas. El «honor» de la familia, más que el de la muchacha, quedó restaurado. Y la muchacha, así debía ser, curada. Pero esta semana, en Larache, en la casa de sus suegros donde convivía sí o sí con su violador, Amina se ha suicidado bebiéndose un bote de matarratas. Para los pobres ni siquiera hay cianuro, más literario, rápido y mucho menos doloroso. Alejo a mi niño del televisor porque ya empiezo a notarle que lucha contra el sueño. Duerme mi niño, duerme todavía y jamás seas una de esas manos que dañan ni que te dañe nunca nadie…

Nada o casi

No hay nada más importante de qué hablar. Ni mucho más que esculcar en la última semana de campaña electoral andaluza. Ni siquiera del PER o del abandono escolar o del modelo económico necesario o del problema pesquero o de las infraestructuras pendientes o del abandono del campo o de cualquier tema verdaderamente andaluz se ha hablado, nada o casi. Pocas veces como ésta la campaña electoral de las elecciones andaluzas ha eludido los temas que verdaderamente importan en un momento de crisis crucial para tomar decisiones hacia algún lado que no ponga en peligro las conquistas sociales irrenunciables, y para impulsar una economía del sur con tan poco norte. Y, sin embargo, ésta es la única vez que las elecciones andaluzas se celebran solas, por separado de las Generales. Tiene bemoles la cosa. Tras el plante de Arenas a debatir con Griñán y Valderas en Canal Sur, se celebró en Málaga el miércoles el cara a cara entre los números uno del PSOE y del PP al Parlamento andaluz por Málaga en la cadena Ser, Luciano Alonso y Esperanza Oña. Para quienes gustan de apostar por los debates políticos como quien apuesta a los caballos en el hipódromo de Mijas, se puede decir que lo ganó claramente la candidata popular, para.

Gritos callados

La profesión periodística anda manifestándose pidiendo respeto a su función social y que alguien pare la degradación laboral a la que está sometida. Lo hizo la pasada semana en Almería, ahora en Sevilla. Los recortes en los medios públicos es dudoso que ayuden a que esto ocurra, más bien parece que empiezan a ser aprovechados para las purgas pendientes, qué pena. Pero estos días las caravanas electorales lo acaparan casi todo, aunque no parezca que a la gente de la calle le importe su algarabía habitual, es como si se movieran a cámara lenta y las bocinas y las bocas se muevan pero no se oigan o se oigan como cuando se oía llover antes de esta nueva sequía, a pesar de la gasolina de los últimos sondeos que empiezan a vender cruda la mayoría absoluta del PP. Aunque aún una mayoría en el borde de la sartén en la que habrá de cocinarse definitivamente ese plato único popular, que hasta ahora estaba fuera de la carta política andaluza, o el revuelto de IU y PSOE, a golpe de urna el domingo 25 de marzo (y de los partidos minoritarios, los nuevos que entran en liza, casi ni se habla, pero hay una ciudadanía harta de los partidos digamos clásicos que sí les echa cuenta, y algunos de los mensajes de Equo y UPyD coinciden con lo que gente no adscrita piensa de las cosas, aunque no les vean con posibilidades de realizarlas a medio plazo).

Ring La Maroma

Hartos de purgas y batallitas viscerales como la que mantenía enconado el alcalde de Benamocarra, Abdeslam Lucena, con su némesis socialista local, director del instituto de La Maroma. El centro escolar terminó convertido en ring, pero con doscientos chavales de la comarca como espectadores forzosos encerrados ante tan aburrido e irresponsable espectáculo por los porteros de la Junta y la Diputación, managers de uno y otro contendiente. Parece que alguien ha dicho basta y, como en toda pugna no siempre se empata a los puntos, ha salido escaldado Lucena, por orden del juez, pero cuya toalla quizá la haya arrojado al fin el presidente de la Diputación, Elías Bendodo, convencido de que ese asalto ya no podía durar más, y que quienes de verdad han perdido en este desaguisado partidista, que no educativo, han sido los alumnos. Unos chavales que quizá hayan empezado a aprender lo peor de la política que practica la generación de sus padres.

Más de lo mismo

Por lo demás, ya empezamos de nuevo… Es una lástima que el marido de la señora De Cospedal, Ignacio López del Hierro, quien iba a ser nombrado consejero de Red Eléctrica Española en la Junta General de Accionistas del próximo 19 de abril con un sueldo anual de 180.000 euros, ha tenido que renunciar ante la «politización» que se había producido alrededor de su nombramiento… Bueno, una lástima no es… Porque hoy es Sábado.